Los caballos de JJ Benítez

Diego Montalvo

Quito, Ecuador

«Aconsejo huir de las religiones, que la búsqueda sea personal»

JJ Benítez

En 1984, importante fecha para la ciencia ficción, y el mundo orwelliano, el gran periodista español Juan José Benítez hizo la mayor travesía de su vida llamada Caballo de Troya. Esta misión, viaje o descubrimiento, se dio una vez que su autor obtuvo verídica documentación confidencial, sobre una operación secreta en Israel llamada precisamente «Caballo de Troya».

Oyendo algo así, quizá como primera impresión, tal y como me ocurrió a mí, sea creer que se trata de una historia estilo Robert Langdon, el profesor de simbología creado por Dan Brown que protagoniza sus novelas. Sin embargo, Benítez va mucho más allá porque combina el oficio del periodista con el de narrador.

Así, Caballo de Troya empieza su trama en Washington D.C. Es precisamente Estados Unidos, el país que aporta datos nuevos sobre la vida de Jesús de Nazaret. Sin embargo, en México ya se había escrito algo sobre el Sudario de Turín y sus enigmáticos misterios que fueron develados por científicos de la NASA. Benítez, autor y narrador en primera persona, se interpuso un solo propósito: hallar la verdad (el rol del periodista) a través de una narración ficcional (el objetivo del escritor).

El estilo literario es una mezcla de la ciencia ficción vuelta crónica de viajes como 2001: Odisea en el espacio de Arthur C. Clarke, además combina aspectos de la novela histórica como La hermandad de la Sábana Santa (Julia Navarro) y de la investigación de la non-fiction y la novela policial como A sangre fría (Truman Capote) y La marca del meridiano (Lorenzo Silva).

«… Mi deseo es que con ella puedas llevar un poco más de paz a cuantos, como tú y como yo, estamos empeñados en la búsqueda de la Verdad». Esta es una de las frases más potentes que aparece en la obra de Benítez porque no sólo refleja en sí mismo el sentido de la saga de Caballo de Troya, sino que al mismo tiempo es un llamado al accionar que debemos tener todos los seres humanos.

Al final, es como si, desde una perspectiva política, una superpotencia debe ser considerada como tal si guarda un secreto (una mentira) como proyectos espaciales y operaciones militares. El narrador español duda de todos y de todo, su obra surge de un profundo cuestionamiento.

Sabemos que Jesús vino a la Tierra enviado por Dios para curar y perdonar a la humanidad de sus pecados. Por esta acción fue Crucificado y traicionado por el propio pueblo de Israel. Desde allí ya se vio una acción misteriosa y de complot. Algo que va más allá de la figura de Judas (quien lo vendió), Poncio Pilato (su juez) y su verdugo (los judíos).

Lo cierto es que incluso de esa idea universal, son puestas en tela de duda en las obras a través de testimonios del propio Hijo de Dios. Pues, cuando un viajero del tiempo, un mayor conocido como «Jasón» por los habitantes de la época, encuentra al narrador son testigos de dos hechos importantes: La Pasión de Jesucristo y su posterior Resurrección. Justamente estos viajes son los que componen la «Operación Caballo de Troya».

El artificio literario hace que incluso el lector busque fuentes e investigue más a profundidad detalles sobre la vida de Jesús. La buena literatura hace preguntarse cosas. Más allá de entender a la obra de Benítez como una suerte de conspiración es entender no sólo de qué van los libros de su magistral saga sino la intención de la novelística en sí misma.

Cuando uno lee Klara y el Sol del Premio Nobel de Literatura, Kazuo Ishiguro no nos cuesta creer en los androides, pero sí que estos tengan sentimientos y puedan entender el comportamiento humano desde su propio punto de vista, el de una AA (Amiga Artificial) —quizá este sea el segundo punto de la Inteligencia Artificial (IA)—. Con Benítez pasa algo parecido. Nadie duda de la existencia de Jesús, pero sí de lo que pudo haber vivido y de cómo realmente fueron esos tiempos. Si bien, Caballo de Troya no es una novela histórica, sí que tiene la licencia para cuestionar eventos del pasado. La Verdad (en mayúsculas como cita el autor) la encontrará el lector y dudará en la medida en que crea conveniente.

Sin embargo, así como Verne se adelantó a los viajes a la Luna, quizá Benítez en unos años sea una non-fcition en donde los hombres podamos ya ir a distintas épocas del tiempo para conocer grandes episodios de la Historia de la Humanidad y resolver acertijos de la ciencia, la pintura o la filosofía. Por ahora la duda que deja JJ Benítez con su saga magistral, en este tema, es un gran «quién sabe».

JJ Benítez

Más relacionadas