Rochester, Estados Unidos
Como muchos ecuatorianos, atendí al debate de los candidatos a la Presidencia.
Más allá de las lógicas fallas del formato, del nerviosismo inicial y de la lucha de los moderadores para desterrar los típicos males del discurso electorero, pudimos apreciar alguna pista sobre el perfil de los candidatos.
Otto más centrado y sobrio, conocedor de la realidad desde adentro y por tanto más cauto en sus ofertas. Su talón de Aquiles sigue siendo su paso por el gobierno de Moreno, cuyo sabor agridulce no se disipa con sus declaraciones de inocencia.
Luisa repetitiva y prepotente, consciente del apoyo populista que la acompaña, pero incapaz de responder a las acusaciones que muy tibiamente, supongo que por el formato, le espetaron sus adversarios. Nada de fondo, ninguna idea nueva y el consabido baratillo de ofertas que contrasta con la realidad financiera del presupuesto actual.
Yaku más flojo que de costumbre, pico de oro pero sin sustancia cuando topa los temas que importan, sin recursos alternativos cuando se trata de reponer los que pretende bloquear, finalmente no convence ni arrastra.
Topić plantea su versión del orden, o mejor dicho de su orden, calcado sobre el formato del gran hermano, con una cámara en cada casa para vigilar al País desde el centro de operaciones. El rato de las cifras se refugia en los ejes, y el rato de los ejes se refugia en las cifras. Se necesita más que el discurso pidiendo confianza en sus ejecutorias.
Hervas en algo atina cuando se habla de producción, pero no logra un discurso coherente cuando se trata de aterrizar en la realidad del País. Su baile político no lo vuelve confiable. Al contrario.
Noboa esgrime algunos planteamientos interesantes, sorprende con un discurso pausado y centrado, pero falla en los temas de seguridad y reactivación económica, porque no puede o no quiere explicar las rutas reales qué hay que seguir para lograr esas metas.
Armijos dista mucho de ser un candidato a tomar en cuenta. Propuestas incompletas, repetición en los términos y poco en concreto. Lamentablemente, las propuestas sin creatividad se convierten en historias ya escuchadas y nunca concretadas.
Triste panorama en términos generales. Imposible conocer en detalle los medios, los recursos y las necesidades que deben satisfacer los candidatos para cumplir las ofertas.
Al País le corresponde despejar la incógnita. Ojalá la prensa dedique espacios amplios de análisis y cuestionamientos a los candidatos más opcionados, con entrevistadores duchos, preparados y profundos para lograr respuestas serias o ratificar dudas.
Esa es ahora su prioridad en esta elección al galope a la que el País está obligado.
¡Seguiremos vigilantes!