
Quito, Ecuador
La elección de este domingo 20 de agosto impone una seria y profunda reflexión como nunca antes en nuestra historia.
Con un país sumido en una grave crisis de inseguridad, atrapado entre las telarañas del crimen organizado y el narcotráfico y las mafias con sospechosos vínculos con la política, el poder de cada ciudadano con su voto crece y se potencia de forma enorme.
Por eso el llamado es a votar por una opción. La elección debe ser libre, a conciencia, reflexiva y procurando optar por los valores que pueden separar al país del abismo de los cavernosos vericuetos de una sociedad sin rumbo y que fue presa del autoritarismo populista y la corruptela de poderes siniestros.
Ese voto libre habrá de atravesar premisas indispensables. Poner por delante los valores de una sociedad con el derecho de la gente a circular en libertad y sin miedo. Con un Estado firme pero respetuoso de las leyes, para reconstruir aquella atmósfera de la isla de paz que ahora parece un recuerdo lejano, acaso idílico de un país que ya no está más.
Un Ecuador con verdaderas oportunidades de progreso, con opciones de fecundo crecimiento y empleos sólidos desechando el subempleo lacerante y precario que sume a muchos en la desazón y la desesperanza.
Un país donde condenemos la corrupción y las élites que construyen su poder con base a coimas y contratos no impere nunca más.
Y un Ecuador donde la impunidad no sea lo común sino lo esporádico. Hay que construir una nueva justicia con probidad, rigor académico y sentido de equidad.
Habrá que limpiar a las instituciones penetradas por los hechos inmorales y funcionarios inescrupulosos, sometidos a la codicia y el dinero mal habido, comprados por las mafias de la corrupción y el narcotráfico o aterrados por amenazas contra la vida de los servidores públicos y sus familias.
Esta es una oportunidad de oro para acabar con las miserablezas de espíritu de aquellos que con balas asesinas acabaron con Fernando Villavicencio, e intentaron asesinar los anhelos y sueños de sus partidarios.
Fue inaudito que con desfachatez, leguleyadas y falsedades hayan tratado de impedir que Christian Zurita, un periodista de investigación serio y profundo levante la bandera de la candidatura presidencial.
Tras el vil asesinato y la muerte violenta de distintos actores políticos de todo este año, es probable que las tendencias electorales hayan cambiado y lo sigan haciendo hasta el mismo momento en que los ciudadanos depositen su voto en las urnas.
El debate, polémico, con el vacío inmenso del atril silente de Villavicencio, pudo haber cambiado las preferencias de modo sustancial.
En el voto responsable, libre y limpio de la gente de bien, su elección entre las distintas opciones afincamos nuestro futuro y la búsqueda de un país mejor para nuestros hijos. O damos un paso al frente o nos hundimos en el pantano para siempre.







