El ocaso y el nuevo resurgir de Ecuador

Diego Montalvo

Quito, Ecuador

El debate es diferente con el paso de los años y esto es totalmente normal. La violencia y la inseguridad hoy captan todos los titulares de los medios nacionales y gran parte de los internacionales.  Sin embargo, internamente se habla de un “estado fallido” o de un “Ecuador perdido o devastado”. ¿Es esto cierto?

El análisis debería verse desde otra perspectiva, quizá debamos a ya no depender ciento por ciento de los políticos. La vida cotidiana, si bien, está afectada por las leyes y decisiones en el Parlamento y decretos del Ejecutivo, la gente debería entender que, si la política marcha bien lo demás también. Sin embargo, la sociedad también debe dar un giro radical y mejorar por nosotros mismos.

El autoritarismo y el totalitarismo, hoy se ven derrotados y frustrados, son dos cosas que no sólo depende de una figura o de un partido político, sino de la sociedad (militante o votante) que los apoya. En ese sentido, Ecuador debe plantearse un modelo económico (liberal), político, social y cultural distinto al que ha tenido hasta ahora, amparado en el Estado y en una figura mesiánica. Ante el evidente fracaso socialdemócrata de la Unión Europea —que se agudiza con un mal manejo económico y la guerra rusa Ucrania que parece recrudecerse más— y un Estados Unidos carente de liderazgo político, Ecuador puede acogerse de esas crisis para mejorar.

El llamado «Primer Mundo» está asediado por la migración irregular, la quiebra de empresas y sociedades polarizadas que abrazan el populismo (error que cometimos en 2007). En ese sentido, el país puede aprovechar para que las empresas que quieren salir de España, China, Alemania y Corea inviertan capitales en Ecuador. Esto debe ir más allá de un TLC sino desde un sentido de mostrarse un país amigable económicamente (con baja inflación y una economía dolarizada sostenible) que en parte lo ha logrado.

El nuevo gobierno tiene retos muy grandes: fenómenos naturales, como es el caso de El Niño, pero también tiene reservas guardadas que muestran un entorno muy ordenado en cuanto a cuentas y un sistema privado que cuenta con buena salud.

La inseguridad, parecería ser más un tema político que uno social y no tengo dudas que el esclarecimiento del asesinato de Fernando Villavicencio marcará claramente este punto. El mundo en sí mismo está reservado para los más fuertes y quiénes más fácil se adapten. Por ello, la sociedad ecuatoriana debe exigirse a sí misma mejorar y dejar a un lado pretextos para no cambiar.

La juventud, que votó por Noboa, mira ya no en una intención de emplearse sino de generar sus propios emprendimientos.  El ambiente es de una competitividad marquetinera pero también de un sustento a partir de la innovación. Ha ganando la consulta a favor del Yasuní, es el momento de eliminar ya subsidios a los combustibles y rebajar aranceles a los vehículos híbridos. Con la reducción irresponsable de la explotación petrolera, queda cambiar el tipo de movilidad en el país para que el resto de crudo pueda exportarse casi de manera íntegra.

La minería y demás exportaciones no petroleras deberán ganar más terreno. Leyes de fomento al cine podrían crear una nueva industria para generar empleos y reformar la Constitución para que regresen los casinos (el turismo con éstos) y las zonas francas.

En salud, el Estado podría importar medicamentos directamente de las farmacéuticas o que éstas pongan plantas en Ecuador para producir aquí los remedios que necesita la gente. En sí, el objetivo es dejar la queja y saltar a la acción. Evidentemente es necesaria la voluntad política pero también ciudadana para proponer y exigir, con coherencia, a las autoridades venideras. Cambiarnos el chip y empezar a ejecutar, el nuevo resurgir también depende de cada individuo que vive en este país.

Daniel Noboa, en Manabí, la tarde del 27 agosto de 2023.

Más relacionadas