
Guayaquil, Ecuador
Al parecer los ecuatorianos estamos sin capacidad de reacción ante tanta estulticia; acudimos a las urnas para cumplir con un deber cívico a través del voto, pero la voluntad soberana del pueblo se ve burlada por quienes tienen la responsabilidad de garantizar la pureza del sufragio. La respuesta del Consejo Nacional Electoral (CNE), a través de sus autoridades, es aceptar la violación a la ley y a la Constitución y no pasa nada.
Un juez de Montecristi (un pobre diablo), «ordena» nada menos al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) armar una veeduría ciudadana para que revise la elección de los jueces de la Corte Constitucional hecha por el CPCCS transitorio presidido por doctor Julio César Trujillo; el abogado Alembert Vera, presidente del CPCCS, de inmediato y con entusiasmo acoge esa “orden”, ni más ni menos como que un sargento le ordenara a su general.
Con el cumplimiento de la “orden” del inefable juez de Montecristi, no solo que tendría que desconocer la elección de los jueces constitucionales sino la institucionalidad que se construyó a partir de la consulta popular de 2018, entre otras decisiones, se aprobó eliminar la elección indefinida del presidente de la República, reclamada por Rafael Correa.
Alembert Vera, abogado de Rafael Correa, obedeciendo la “contundente orden” del juez de Montecristi, señaló que “se va a dar paso de forma inmediata para la conformación de la veeduría” y el portal del CPCCS, publicó: “Participa Ecuador @CpccsEc. Invitamos a toda la ciudadanía a ser parte de la #Veeduría ordenada por un juez constitucional sobre las actuaciones administrativas de cese de funciones y designación de los jueces de la @CorteConstEcua por parte del #CPCCS Transitorio. Inscríbete: bitly.ws/TSRm”.
Todo esto se cocinaba en la oficina de Vera, que supuestamente, sin percatarse que la “orden” del juez de marras era totalmente ilegal y que el cumplimiento de esta aberración jurídica le podía acarrear la destitución, al darse cuenta que de dar paso a los afanes de su jefe era jugar con fuego, advertido que la Corte Constitucional abrió un proceso que podría terminar con su destitución, se echó para atrás y cobardemente negó que iba a dar paso a la “orden del juez”; con seguridad, Vera dirá: aquí no pasó nada.
Parece que todas las calamidades que nos agobian, la culpable es la Caja de Pandora que justo se abrió en el Ecuador y se escaparon todos los males incluida la esperanza; otro caso que nos abochorna a los ecuatorianos es el del Consejo de Judicatura, presidido por un arlequín (sujeto grotesco, con aires de bufón) que considera que 2 es mayoría de 5, esto abona al descrédito de la Justicia, al igual que los otros casos señalados, no pasa nada.
Parodiando a Cicerón, los ecuatorianos podríamos decir: ¿Hasta cuándo abusarán de nuestra paciencia?


