Todo para la educación

Diego Montalvo

Quito, Ecuador

«La educación es algo demasiado importante como para dejarla en manos de los gobiernos»

Andrés Oppenheimer, ¡Basta de historias!

Ecuador es un país, por decirlo poco, bastante peculiar. A pesar de las vicisitudes que vivimos actualmente como la inseguridad y la inestabilidad política, la economía dolarizada, el alto precio del petróleo, la posibilidad de que el correísmo pierda las elecciones y la baja confianza que genera Europa y las políticas migratorias de Estados Unidos, ponen al país como un imán para la inversión extranjera, aunque la Corte Constitucional debe dar de su parte y facilitar esta posibilidad de que ésta aumente, más a las puertas de que el congreso estadounidense pueda aprobar la ley IDEA. Sin embargo, no hay que descuidar un aspecto social importante que es la educación.

El desarrollo —más allá de lo económico— es la parte cultural y educativa. Las librerías están abriéndose mercado y hay más gente leyendo en los transportes públicos y en la calle o cuando se suben a un UBER o a un taxi amarillo convencional. Es decir, el ecuatoriano está mutando de comportamiento y las señales son claras. La gente está deseosa de aprender, le importa educarse y que su calidad mejore.

Si bien, como dice Andrés Oppenheimer en su libro ¡Basta de historias! (Debolsillo, 2013), la educación es algo tan importante como para dejarla en manos de los gobiernos o de los políticos, guste o no, son los actores principales para fomentarla, desarrollarla y mejorarla. Es importante que el país regrese a un Sistema Nacional de Bibliotecas (SINAB), potencializar la publicación de obras literarias y académicas, además mejorar la educación de parvularios, docentes de educación inicial y también tener docentes aptos para el bachillerato y pregrado.

Enseñarles habilidades para tratar con estudiantes, de toda edad, con discapacidad o autismo, a la par de que en el pensum se refuercen materias como historia, cívica, moral, ética y geografía, además de lengua, literatura, ciencias y artes.

Lo importante es reforzar el conocimiento general en los alumnos y que el hábito de la lectura se prolongue el mayor tiempo posible. La redacción y la ortografía son básicos en cualquier rama que se estudie a posteriori.  La ciudadanía debe empezar a centrarse en consumir cultura, los colegios deben visitar muesos y plazas para entender de nuestro pasado y arquitectura, pero más allá de eso es mantener a la gente cercana al país.

Sin educación no hay avance. Las fuerzas deben centrarse en el bienestar algo que tanto la clase política como el ciudadano debe apostar e ir trabajando diariamente en pedir que éste mejore y se perfeccione.

Los próximos años serán de un arduo trabajo que comprometerá tanto a la clase política como a la sociedad civil. Estaremos a prueba y veremos qué modelo país realmente queremos y estemos dispuestos a construir.

Las quejas y el mínimo esfuerzo deben quedar atrás, así como el victimismo del cual nos hemos acaparando para no hacer las cosas.  Es hora de empezar a hacer lo necesario para mejorar nuestra calidad de vida y recorrer el camino que cada uno quiere. Ante un país generoso que no le quita nada a nadie, es nuestro deber salvarlo del populismo y la tiranía, mantenerlo siempre en democracia y alejarlo de la corrupción, y eso se logra con educación, educación y más educación.

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