Quito, Ecuador
“Tengo miedo de cerrar los ojos. Tengo miedo de abrirlos”
El proyecto de la bruja de Blair
De todas las frases de obras y películas de terror, no hay mejor epitafio, que el que corona este escrito a manera de epígrafe, para expresar lo que debe haber sentido Rafael Correa al ver los resultados de la última elección presidencial celebrada en Ecuador el pasado 15 de octubre.
No obstante, La pesadilla de Elm Street que sufrió el expresidente prófugo de la justicia ecuatoriana y asilado en Bélgica tras la sentencia del Caso Sobornos (el narrador toma aire) fue cuando a Alembert Vera, presidente del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social se lo comió la Corte Constitucional, un pequeño infierno que creía controlar, el 6 de octubre del año en curso. Así, el hombre en cuestión festejó Halloween desde prácticamente el inicio del mes.
Los juegos, estilo SAW, de Vera finalmente pararon y la aparatosa red de trampas esta vez se volvió en su contra y destriparon su carrera política, la volaron por toda la habitación. Para entonces, el propio Correa en 2019 puso un remedo de El exorcista en el mismo cargo y el cura Tuárez fue devorado por sus propios demonios.
Como sacado de La noche de los muertos vivientes, el zombi Wilmán Terán controla la judicatura, pero, así como en The Walking Dead, los muertos vivientes no son eternos, aunque sí provoquen pánico por instantes… Correa agarró su teclado, y al puro estilo de Michael Myers, escribía en su cuenta de X frases al puro modo Halloween como: “Ya falta poco”, “No tendrán dónde esconderse”, “La venganza será contundente”.
En su celda de Arkham Asylum, creada con los barrotes de su corrupción y malos actos, escucha una payasesca carcajada: “Voy a cantar, Rafael, voy a cantar…” Es la voz de su antiguo contralor, el It Carlos Pólit: ¡Tú también flotarás, Rafael, al igual que todos los demás!
Lenín “Billy” Moreno, aparece en sus sueños, con una silla roja y riéndose en su cara: “La traición de Lenín Moreno sigue causando estragos, pero que nadie dude de que, al final, Ecuador volverá a la senda del desarrollo e integración latinoamericana», dijo tras reconocer la derrota de su candidata.
Quizá deba tomar un descanso en la playa, “presi”, pero cuidado el Tiburón de sus acciones pasadas lo coma vivo. ¡Despierta! Ve a un lado. Allí está Pábel Muñoz, que como El títere está sentado en su mesita de noche, con la boca cerrada. Voltea al otro… la ventana abierta, las cortinas ondeándose. Los ojos verdes se posan en la luna llena. Una mano viscosa, negra, se presenta. “Las mujeres no votaron por Luisa porque creyeron, subliminalmente, que les iba a quitar el marido…”, carraspea el sujeto Augusto Tandazo cubierto de petróleo, con voz ronca y agresiva, con actitud repulsiva que causa más rechazo que La criatura del pantano.
Correa enciende su Jack-o’-lantern, los fantasmas de la derrota deambulan en su cuarto. Se ríen, se le mofan, le amenazan con la prisión. Mira, entonces, a sus adversarios que vuelven como lápidas de justicia. Los DHRUV, El caso Villavicencio, el asesinato de Froilán Jiménez. “Hasta se asesinó a un candidato para evitar nuestra victoria», se justifica.
Un líquido carmesí se cuela por las paredes. Entonces, El resplandor ilumina un rincón oscuro. “Aquí está la justicia”, dice la Fiscal Diana Salazar. Correa voltea. En su puerta aparece en mayúsculas: “SONROBOS” que, sin estar lejos de la realidad, el pulido espejo, refleja con las mismas letras rojas: “SOBORNOS”. El hombre grita, una Spider se le posa en la cabeza. El Ghost Rider Leonidas Iza llega, agita su improvisada llama encendida de una molotov, que parece parte de su propia mano, para alumbrar el sitio.
El prófugo siente un ligero respiro, un camarada parece haber llegado. Otro, un exalcalde porteño se cepilla el bigote estilo El gato negro. No obstante, parecería ahora, tras la elección, jugar más a un derrotado Corazón delator cuyo latido era impulsado por la destrucción del presidente Lasso, pero ahora, sin él, no es más que un ojo de buitre.
Bruselas es un Castillo de los Cárpatos de la impunidad que fue edificado al borde de un risco. El presidente sin poder, el gobernante viejo y andrajoso, el vampiro de la vieja orden… Se intenta mirar al espejo… no tiene reflejo, lo que alguna vez fue ya no existe. Entonces, decide alzar vuelo, resignado, a ver a su colega —en apariencia de la misma edad— Andrés Manuel López Obrador y a su hermano —espeso y pútrido— Nicolás Maduro. El vampiro Pedro Sánchez le guía de su salida de Europa para que se entregue al grupo de vástagos del Socialismo del Siglo XXI.
El “sabio consejero”, el Drácula dientes de leche, José Luis Rodríguez Zapatero preside. Beben la sangre de Las venas abiertas de América Latina mientras, a algunos, el sol de la democracia los seca y les hace polvo y a otros la pestileente bruma de la injusticia y la amnistía los cobija y resguarda. Correa voltea y El cuervo le grazna: “Tu regreso, nunca más”.