Amanece otra vez

Raúl Andrade Gándara

Guayaquil, Ecuador

Fue necesaria la difusión de los chats de Norero para validar públicamente la gestión de la Fiscalía en el tema Metástasis.

Las reacciones de alivio, incredulidad y aplausos fueron tendencia en la gran mayoría de ecuatorianos.

Finalmente, se desveló la trama de una función judicial infestada por la corrupción, la influencia del crimen organizado en los distintos estamentos del Estado, y el precio real de otorgar impunidad a delincuentes conocidos y reconocidos.

Increíblemente, este golpe certero logró un pequeño gran milagro en las instituciones afectadas.

De pronto, los asambleístas se alejaron de ciertos acuerdos oscuros y coincidieron en otros bastante más lógicos.

Los distintos consejos frenaron gestiones y procesos a todas luces amañados pero impulsados por una argolla de poder.

Algunas conclusiones saltan a la vista:

No es cuestión de leyes, es cuestión de hombres.

No es cuestión de ceguera, es cuestión de codicia.

No se trata de ignorancia de la ley, se trata de usar subterfugios para beneficiar al tramposo y afectar al honesto, especialmente cuando se trata de perjudicar al Estado.

Curiosamente, la reacción pública logró que esa maquinaria lenta y corrupta, que amenazaba con hundir al país, se detenga y de marcha atrás para finalmente señalar a los corruptos y sancionarlos con la misma prisa con la que antes los exculpaba.

Los dueños de los escándalos tuvieron que salir a dar explicaciones sobre sus muy cuestionadas «amistades“, y muchos “expertos“ finalmente decidieron callar.

Milagros navideños.

Por supuesto no todo ha cambiado.

Al contrario.

Hay muchas cosas por resolver aún en el intrincado panorama nacional.

Pero el solo hecho que finalmente se sancione sin atenuantes a los pícaros enquistados en las distintas estructuras de poder inyecta un hálito de esperanza en un público incrédulo, resentido y frustrado, que en muchos casos optó por aplaudir e unirse a la delincuencia como forma de salir de la pobreza y del abandono.

Es un placer amanecer y escuchar noticias que no exuden impunidad, complicidad y abuso de poder.

Una gran mayoría de ecuatorianos aplaudimos el cambio de timón y hacemos votos porque se sigan desnudando los errores del sistema porque es la única forma de fortalecerlo.

La verdad, dura e implacable, cambia el rostro del país y de sus dirigentes.

Ya no basta con negar y agredir con calumnias a quienes no son nuestros partidarios. Hay pruebas a desmentir y responder.

Se acabó el show mediático a cargo de gente comprometida con la corrupción y los intereses políticos de argollas.

Volvemos a respirar con libertad.

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