Israel busca adaptar el despliegue de sus tropas en Gaza ante una guerra que se prolongará en 2024, y espera reducir en cierto momento la intensidad de su ofensiva y entrar en una tercera fase del conflicto con menor presencia de soldados en la Franja y ataques más selectivos contra el grupo islamista Hamás, que sigue resistiendo.
«Los objetivos de la guerra requieren combates prolongados y nos estamos preparando en consecuencia», dijo anoche el portavoz del Ejército, Daniel Hagari.
Según aseguró, el aparato de Defensa adapta «la forma de hacer la guerra y las fuerzas necesarias en cada zona de la Franja, ya que cada área tiene características y necesidades operativas distintas».
Hasta ahora esto implica una ofensiva terrestre combinando ataques intensos por tierra, mar y aire y lucha directa en una guerra de guerrillas asimétrica con las milicias palestinas, aún operativas.
Con todo, lejos todavía de lograr su objetivo de acabar con Hamás y desmantelar su infraestructura armada, Israel ha ido transmitiendo estos días que el conflicto se alargará al menos por meses, lo que implica ajustes entre los más de 360.000 soldados reservistas que fueron movilizados tras estallar la guerra el 7 de octubre.
Reducir tropas
El ingente esfuerzo bélico -se trató de la mayor movilización de reservistas en la historia de Israel- afectó también a la economía, coja desde que una parte importante de su fuerza laboral activa fuera destinada a afrontar el conflicto.
«Algunos reservistas regresarán a su familia y empleo esta semana. Esto les permitirá reunir fuerzas para las acciones del próximo año, ya que los combates continuarán y seguirán siendo necesarios», dijo Hagari.
Según la prensa, el Ejército retirará cinco brigadas, lo que implica mandar a casa a miles de soldados, pero no está claro si supone una rotación rutinaria o podría marcar el camino a otra fase de guerra.
Ante ello, según comenta este lunes en el digital israelí Walla el analista militar Amir Bohbot, esto podría indicar que hay una menor necesidad de tener tropas terrestres desplegadas sobre el terreno por los golpes asestados durante casi tres meses en la Franja.
«Muchos batallones de Hamás ya fueron diezmados, se mató a más de 8.000 terroristas y amplias zonas de Gaza fueron limpiadas de su infraestructura, incluidos túneles, puestos de mando, almacenes de armas, casas seguras o puntos de lanzamiento de cohetes», asegura.
Nueva fase
Según remarca, el Ejército «quiere pasar a la siguiente etapa de la guerra con ataques más concentrados desde aire y tierra», y a su vez el aparato de Defensa espera tener guías más claras sobre la estrategia a seguir a largo plazo por parte del Gobierno.
El primer ministro, Benjamín Netanyahu, aún no clarificó como enfrentar ‘el día después’ en Gaza debido a «cuestiones políticas», señala Bohbot, mientras que la prensa israelí apunta a fricciones internas entre los socios de coalición gobernante que han impedido dar pasos.
Con todo, «la evaluación predominante es que las fuerzas israelíes comenzarán a lanzar más operaciones selectivas aéreas y terrestres contra focos terroristas en Gaza desde territorio israelí, en lugar de estar dentro de Gaza». Este plan buscaría «reducir tropas» en el interior del enclave y evitar que muchos soldados «estén expuestos a ser objetivos de células terroristas», asegura Bohbot.
Hasta ahora, desde el inicio de la incursión terrestre israelí el 27 de octubre, al menos 172 militares han muerto, entre ellos unos 18 por fuego amigo y otros en accidentes varios, más allá de los ataques de las milicias, que sorprenden a los soldados desde sus escondites o túneles, y haciendo emboscadas con misiles antitanque.
Según Michael Milshtein, director del Foro de Estudios Palestinos del Centro Moshe Dayan de la Universidad de Tel Aviv, «la tercera fase de la guerra comenzará pronto» y cambiará su dinámica actual.
Hamás sobrevive
Los ataques serán «de menor intensidad y las maniobras terrestres serán reemplazadas por operaciones puntuales para inducir al colapso del régimen de Hamás con el tiempo«, dice Milshtein en el periódico Yedioth Ahronoth. Sin embargo, alerta que «una guerra de desgaste» podría ser peligrosa para Israel, ya que Hamás «ha demostrado su capacidad de librar una guerra encarnizada» y «sigue en pie».
«El hecho de que Hamás haya sobrevivido y siga luchando» puede ser «un éxito» para el grupo islamista, que da valor «a su principio de firme perseverancia y a su doctrina de resistencia», explica el analista.
Para Milsthein, en estas circunstancias Hamás seguirá resistiendo y «socavará cualquier paso» israelí «por establecer mecanismos de control civil sobre la Franja», mientras que «su población no querrá cooperar y los donantes extranjeros «evitarán invertir dinero en proyectos en una región que sufre de una inestabilidad crónica».
Ante ello, «Israel necesita repensar la tercera fase de la guerra» y «tomar control de toda la Franja». Esto llevará «mucho tiempo y tendrá un precio alto», pero solo así «se podrá intentar crear ‘un orden diferente’ en Gaza» y destruir «todas las capacidades militares y gubernamentales de Hamás», opina.
El centro de análisis International Crisis Group aseguró hoy en un informe que «hasta ahora poco sugiere que Israel pueda eliminar a Hamás». Aunque logre «la tarea difícil» de destruir sus milicias, «el movimiento político y social» que encarna «sobrevivirá», y «la resistencia armada continuará de alguna forma mientras persista la ocupación» de Israel en territorio palestino, concluye el grupo de expertos. EFE