Economía y la trampa de las malas ideas (1)

Carlos Cobo Marengo

Madrid, España

El economista Bryan Caplan profesor de la Universidad George Mason sostiene que hay países que caen en la trampa de las malas ideas, y describe así la trampa: Malas ideas, engendran malas medidas y malas políticas resultan en pobres desempeños económicos. Lamentablemente, los pobres resultados económicos en lugar de dar paso a buenas ideas, llevan a los pueblos a refugiarse en ideas cada vez peores. 

Y esto es precisamente lo que ha ocurrido en el Ecuador desde la década de los 60 con las ideas equivocadas que se iniciaron con el cepalismo.

El proceso por el cual los países caen en la trampa de las malas ideas es extremadamente complejo. Pero les daré un ejemplo que no se aleja de nuestra realidad: 

Una mala idea es aquella que sostiene que los empresarios explotan a los obreros pagando sueldos de miseria. Para corregir el problema se impone un salario mínimo (una mala medida). Ante esto, si el empresario puede transferir el aumento de ese costo incrementando el precio de su producto lo hace (mala consecuencia económica). Este nuevo aumento de precios se atribuye a los especuladores (mala idea). Los políticos recurren entonces al control de precios (mala medida). El control de precios propicia mala calidad de los productos, contrabando y mercados negros (malas consecuencias económicas). Estos males se imputan a la falta de conciencia social de los empresarios (mala idea). Para remediar la mala calidad el gobierno establece regulaciones, estándares, superintendencias (malas políticas), y estas medidas aumentan aún más los costos de producción (mala consecuencia económica).

El proceso resulta muy complejo porque una misma causa puede tener varios efectos pero el resultado final es menor inversión nacional y extranjera y en esta complejidad se pierden las conexiones entre causas y efectos.

Lo grave es que al malentender las causas, los remedios que se aplican son equivocados. Podemos deducir entonces que si la causa es errada, el remedio también lo estará, lo que hoy tenemos los ecuatorianos es un conjunto de vedas, prohibiciones, estándares, multas y castigos por el incumplimiento de las regulaciones. Y lo triste es que en lugar de identificar verdaderas causas se busca profundizar en medidas coercitivas, ocasionando una economía que no despega.

Este breve análisis nos lleva a conclusiones muy concretas. No podemos esperar remedios estatales sin antes no estar conscientes de las limitaciones e imperfecciones de nuestros gobernantes. Si queremos realmente una economía sana, que crece y que atrae la inversión privada debemos limitar el poder del Estado, y de los políticos para intervenir en nuestras vidas, reforzar los derechos de propiedad privada y la igualdad de todos ante la ley.

Mientras menos poder tenga el gobierno sobre la economía, más poder tendrán los ciudadanos, Ya lo decía George Washington: El mejor gobierno es el que menos gobierna.

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