Guayaquil, Ecuador
Base militar extranjera, es un “territorio que un Estado pone a disposición de otro con fines militares, que no implica ninguna cesión territorial, sino una autorización libremente consentida para su uso con esos fines prestada mediante un tratado que fija su régimen jurídico, en particular el estatuto de las fuerzas allí destacadas y el uso de las instalaciones”.
Normalmente en una base militar extranjera cedida por un país, se construyen instalaciones para el alojamiento de tropas con armamento, equipo; polígonos de tiro, campos de entrenamiento, pistas de aterrizaje, muelles, hangares, áreas de esparcimiento, campos deportivos, etc.
Con las características señaladas, la única vez en toda la historia republicana de nuestro país, se instalaron lo que se llama “Bases Militares Norteamericanas”, fue durante la II Guerra Mundial.
El gobierno del presidente Carlos Alberto Arroyo del Rio, en febrero de 1942, autorizó a los Estados Unidos la construcción de dos bases militares en Ecuador; una en Salinas, Península de Santa Elena, conocida como Base Gama; la otra, en la isla Baltra en Galápagos, fue la Base Beta. La razón de la construcción de estas dos bases fue para reforzar la seguridad y defensa de la costa de América del Sur, el Canal de Panamá y para evitar se repita ataques como el de Pearl Harbor en Hawai. Las instalaciones de las dos bases fueron desmanteladas en enero de 1946.
El gobierno de Jamil Mahuad en 1999, firmó un convenio para que elementos militares de los Estados Unidos operen un Puesto de Operaciones Avanzadas (FOL, por sus siglas en inglés) desde las instalaciones de la Base Militar de Manta de la Fuerza Aérea Ecuatoriana y monitoreen a través de los aviones-radares más sofisticados del mundo (Awars y Orión) para detectar, controlar y rastrear aeronaves que realizarán actividades ilegales vinculadas al narcotráfico y en forma especial la narcoguerrilla colombiana. Rafael Correa no renovó el convenio con Estados Unidos para que siguiera operando el FOL desde la Base de Manta.
Es importante señalar que no se puede hablar de “Base militar norteamericana de Manta”, porque la Base de Manta siempre estuvo bajo el control militar nacional, el comandante siempre fue un oficial de la Fuerza Aérea (FAE); igual, para todas las operaciones se cumplieron protocolos muy estrictos, bajo vigilancia ecuatoriana.
Rafael Correa, pretextando la defensa de la soberanía, no renovó el convenio con Estados Unidos para que siguiera operando, desde la Base de Manta, el grupo de avanzada de los militares norteamericanos, cuyo objetivo era el monitoreo del narcoterrorismo colombiano.
Lo grave de esta decisión fue que Correa no tuvo una alternativa para suplir el trabajo de los norteamericanos; durante 7 años no tuvimos radares para la alerta temprana y nuestro espacio aéreo fue violado por narcoavionetas que provenían, especialmente de los carteles mexicanos. Ahora, nuestro país se ha convertido en una plataforma internacional de distribución de la droga y se encuentra sumido en una inédita violencia.
El 1 de marzo de 2008, tropas colombianas realizaron un feroz ataque a un campamento de la narcoguerrilla de las FARC, en el sitio de Angostura, en nuestro territorio, a dos kilómetros de la frontera con Colombia, ocupado por (a) Raúl Reyes, segundo en el mando de las FARC.
En esta operación fue abatido Reyes y una veintena de subversivos; por esta acción Correa rompió relaciones diplomáticas con Colombia, porque había sido violada nuestra soberanía, situación que no se dio con el Perú durante la Guerra del Cenepa; las relaciones se reanudaron después de más dos años, tiempo en que no hubo contacto para el intercambio de información militar y policial con sus pares colombianos.
Para Correa, Reyes y la veintena de subversivos de las FARC, en su bien montado campamento en nuestro país, no violaba nuestra soberanía.
- Alberto Molina Flores, coronel (r) de las Fuerzas Armadas, es actualmente Gobernador de la provincia del Guayas. Ha sido columnista de La República desde su fundación, hace doce años.