Guayaquil, Ecuador
Recientemente estoy convencido de que Hollywood está haciendo un pésimo trabajo satisfaciendo las necesidades del público. Solo mira a franquicias como John Wick. No importa cómo las mires, no son películas muy interesantes. Pero como son de las únicas cintas con secuencias de acción decentes en el mercado, el mundo las trata con una reverencia casi religiosa.
Y creo que lo mismo pasa con las comedias románticas. Hace unos veinte años eran uno de los productos estrellas del cine estadounidense, pero están básicamente desaparecidas desde que Hollywood descubrió que podía generar diez veces más dinero haciendo películas de superhéroes una y otra y otra vez. Ahora las personas que quieren ver películas románticas y divertidas tienen que verlas en streaming, que simplemente no es lo mismo que ir al cine, y están dispuestas a apoyar cualquier producto que se parezca remotamente a Love, Actually. Esa es la única explicación que se me viene a la cabeza de por qué conozco a tanta gente emocionada por ver Anyone But You, una nueva comedia romántica cuyo principal atractivo es que es una comedia romántica.
A mí me gustan este tipo de películas. Son una buena alternativa a las películas románticas que no son comedias, como Past Lives o Titanic, que son inevitablemente tristes y me dejan deprimido por semanas. Por eso fui a ver Anyone But You con la firme intención de disfrutarla y ser clemente con sus faltas, si es que acaso las hubiera. Lastimosamente, no creo que esta sea una misión que pueda cumplir. Esta película no es muy buena.
Anyone But You es una película romántica sobre dos personas cuyos nombres no recuerdo. Ambos son extremadamente carismáticos, exitosos y atractivos y deben pretender que son una pareja por razones inverosímiles.
Okey, okey. Estoy siendo demasiado malo. Los protagonistas son dos personas que se desagradan entre sí que, por una serie de coincidencias y malentendidos, se ven obligados a pasar tiempo juntos en una casa playera en Australia. No es una trama muy creíble, pero creo que ese es un sacrificio que estoy dispuesto a aceptar considerando que las comedias románticas nunca lo son.
Algo que no estoy tan dispuesto a aceptar es que la película no es muy graciosa. No recuerdo ningún momento en el que me haya reído y las situaciones divertidas en las que se ven envueltos nuestros personajes nunca son memorables. En un momento le prenden fuego a un arreglo floral por accidente y en otro tienen que desnudarse porque creen que tienen una araña dentro de sus trajes de baño. ¿Simpático? Tal vez. ¿Inolvidable? Definitivamente no.
Toda la película transmite un aura de no esforzarse demasiado, especialmente cuando se trata de la trama. ¿Por qué están peleados nuestros protagonistas? “Por un malentendido, ¿por qué más?”, responde la película. ¿Dónde ocurre la acción? “En Australia, por supuesto”. ¿No se te ocurrió una locación más exótica? “No”. ¿Por qué están ahí al mismo tiempo? “Por coincidencia. ¡¿Por qué exiges tanto de mí?!” Todo, desde las actuaciones hasta la música y la cinematografía son extremadamente blandas y predecibles.
Bueno, digo actuaciones, pero estoy excluyendo a los dos actores principales, que de hecho se están esforzando. Glen Powell (que interpretó al mejor personaje de Top Gun: Maverick) y Sydney Sweeney (que dio posiblemente la mejor actuación de Euphoria) se toman bastante en serio sus papeles. Son simpáticos, agradables y tienen una linda química en pantalla. Cuando hay escenas serias, hasta es bastante dramático. Y eso es lo que importa, ¿no?
Eso es lo que quisiera decir, pero no es suficiente para salvar la experiencia. Todo es dolorosamente predecible. No puedo sentirme envuelto en una tierna escena romántica cuando sé que en dos minutos nuestros personajes van a tener una pelea ilógica seguida de una reconciliación todavía más ilógica.
La lección aquí es que hacer una buena comedia romántica no es fácil. No basta con ser tierno y tratar de ser gracioso. También hace falta una historia emocionante, un buen sentido del humor y lugares más interesantes que Australia. Tener una buena trama hace una gran diferencia porque, seamos sinceros, el misterio de cómo dos personas rubias increíblemente atractivas terminan estando juntas no es el más irresistible de los enigmas. (O)