Hablando de pesca

Ricardo Noboa B.

Guayaquil, Ecuador

En mi poder un magnifico libro editado por la Cámara Nacional de Pesquería y que me lo han hecho llegar a través de su Director Ejecutivo, el abogado Rafael Trujillo Bejarano, lo que agradezco.  El libro contiene un resumen de la historia de la pesca en el Ecuador, de sus principales protagonistas y de lo que ha significado para el país en generación de divisas y creación de plazas de trabajo.

En su texto consta la referencia a un hecho histórico para el sector pesquero en cuanto a respaldo político y que consistió en el traslado de la Subsecretaria de Quito a Guayaquil y se menciona con toda justicia a quienes lucharon por hacerlo realidad. 

Mucha agua ha corrido bajo el puente desde aquél entonces, pero como complemento a dicho traslado voy a referirme a otro hecho del que fui testigo. En el año 1984 el ex presidente Febres Cordero me designó Subsecretario de Recursos Pesqueros. Junto a Roberto Hanze Salem, Roberto Baquerizo Carbo y Francisco Nugué Hill formamos parte del equipo de subsecretarios con sede en Guayaquil que debían pelear por la descentralización de funciones en el área de industrias, finanzas y trabajo.

La subsecretaria de pesca era la única con jurisdicción nacional y estaba dentro de la jurisdicción del Ministerio de Recursos Naturales y Energéticos, que asi se llamaba la cartera de Energía. Tal ministerio era -y sigue siendo- un ministerio de petróleo. Pesca era el patito feo del ministerio. En Guayaquil, y sin celulares, la subsecretaria era un tanto lejana a las decisiones políticas de la capital. 

Justo es decir que el ministro de Recursos Naturales de la época, Xavier Espinosa Terán, le prestaba todo el apoyo que podía a la Subsecretaria, pero la pesca y la acuacultura ya estaban dejando de ser solo un “recurso natural” para convertirse en un producto industrial que pronto competiría e incluso superaría al petróleo.

Un día el ministro de industrias de la época, economista Xavier Neira Menendez me comentó que “pesca” debía estar en la cartera de Industrias. Era más propio y podía tener toda la atención política que la importancia de la actividad requería. El ministro Neira habló con el presidente y con el ministro de recursos naturales y el traslado se hizo con total normalidad y respaldo de los funcionarios involucrados.

El día que se firmó el decreto, en rueda de prensa celebrada en las oficinas de la subsecretaria, el doctor Luis Chacón Calderón, dirigente del sector y quien sería posteriormente el primer presidente de la Cámara Nacional de Pesquería, creada poco tiempo después cuando ejercía la subsecretaría el abogado Luis Eduardo Gómez, diría descarnada y sencillamente -como él hablaba-: “ustedes han hecho lo correcto. La Subsecretaria de pesca estaba en la cocina y la han puesto en la sala”.

Sin menospreciar para nada a la cocina y a fin de evitar que los “chefs me demanden por discriminación en estos tiempos raros, diré que las palabras de Chacón significaban simplemente que la pesca y la acuacultura iban a tener en Industrias un respaldo político que no tenían en Recursos Naturales.

La historia nos dio la razón. Pesca y Acuacultura siguen en el ministerio hoy llamado de la producción pero que es el mismo que antes se llamaba “Micip”. Y ya no es mas el “patito feo” sino el águila de los sectores productivos. Vuela alto y tiene enorme fortaleza.

Felicitaciones a la Cámara de Pesquería, a su presidente Bruno Leone Pignataro y a todos los miembros del directorio por el esfuerzo de dejar constancia para la historia, en un excelente documento, de la trascendencia que ha tenido la pesca -y la acuacultura- en el desarrollo del país. “Hay que volver los ojos al mar” fue la frase que se utilizó en 1984.

Felizmente así ocurrió y entre algunos sobresaltos, que siempre existen, la pesca navega con buen viento y buena mar. 

La Cámara de Pesquería, y su presidente Bruno Leone Pignataro.

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