Nicolás Ramírez Villegas, un niño prodigio de 9 años en el mundo del ajedrez, tiene un sueño claro: convertirse en el campeón mundial representando a Colombia. A pesar de su corta edad, Nicolás destaca por su coeficiente intelectual de 160, su afinidad por la música clásica, y su destreza en disciplinas como informática y matemáticas. Su personalidad arrolladora y su elegante forma de vestir hacen que deje una impresión imborrable en quienes lo conocen.
Nacido en Miami, Nicolás se mudó a Cali siendo muy pequeño. A los 4 años, lo llevaban a la biblioteca departamental para disfrutar de las complejidades del ajedrez. Sorprendentemente, a la edad de 5 años, ya se enfrentaba a jugadores mayores, derrotándolos con facilidad. Su habilidad innata lo llevó rápidamente a la Liga, donde comenzó a acumular trofeos y medallas, ganando el reconocimiento como el genio del ajedrez en Colombia.
Aunque en Estados Unidos lo consideran un prodigio, Nicolás se identifica profundamente con Colombia, lamentando la falta de apoyo gubernamental para los niños ajedrecistas en su país. A pesar de los obstáculos y desafíos de salud, Nicolás ha participado en 70 torneos presenciales, ganando 25 y acumulando ocho títulos en Colombia. Su entrenador, Sebastián Herrera, y sus padres, Mónica Villegas y Octavio Ramírez, forman parte de su equipo de trabajo, demostrando que, aunque el ajedrez sea un juego individual, el trabajo en equipo es fundamental.
Nicolás se destaca en las tres modalidades del ajedrez: clásico, activo y blitz. Dedica diez horas semanales a perfeccionar su arte, combinando tácticas, entrenamientos en línea y estudios de aperturas. Con la convicción de que debe aprovechar su edad, Nicolás no solo compite, sino que comparte sus conocimientos en las redes sociales, enseñando a otros niños y brindando consejos sobre respeto, cuidado de la naturaleza y creatividad. Su historia es un testimonio de determinación, talento y amor por su país.