El abstractismo en blanco de Robert Ryman protagoniza exposición en París

El Museo de la Orangerie presentó este viernes la exposición 'Robert Ryman. Le regard en acte' que muestra , a través de más de cuarenta obras, los principios artísticos por los que se guiaba el abstractismo del artista estadounidense. El abstractismo en blanco del pintor estadounidense Robert Ryman (1930-2019) desafía la mirada contemporánea en una nueva exposición en el Museo de la Orangerie de París, que pone en el centro los principios artísticos por los que el artista se dejaba guiar sobre el espacio, el material o la luz.-EFE / Raquel Fernández

El abstractismo en blanco del pintor estadounidense Robert Ryman (1930-2019) desafía la mirada contemporánea en una nueva exposición en el Museo de la Orangerie de París, que pone en el centro los principios artísticos por los que el artista se dejaba guiar sobre el espacio, el material o la luz.

A priori, la obra de Ryman «parece difícil de entender, de entrar en ella, porque es completamente abstracta, compuesta por una fórmula que es la del cuadrado blanco», explica a EFE la comisaria de la exposición Claire Bernardi durante la presentación a la prensa este viernes.

La clave está en saber mirarlo, prosigue Bernardi, de ahí que la exposición, que abrirá sus puertas al público el 6 de marzo, se titule ‘Robert Ryman. La mirada en acción’.

En el ambiente artístico, este pintor, que también fue miembro de la Academia Americana de las Artes y las Letras de Nueva York, destacó por sus trabajos de expresionismo abstracto en pintura blanca sobre lienzos o superficies metálicas, como ‘Adelphi’, con casi tres metros de altura, o ‘Journal’, un acrílico sobre dos paneles, que se pueden ver en la Orangerie.

No obstante, Bernardi es consciente de que, pese al hueco que Ryman se ha hecho en la historia del arte, «el público general no lo conoce en absoluto».

Para poner en escena esta muestra, que se podrá visitar hasta el próximo 1 de julio, el museo decidió además descartar el tradicional recorrido temporal.

«Me pareció que una presentación cronológica no tenía mucho sentido porque a lo largo de su vida (Ryman) intentó trabajar sobre los mismos principios», expone la que también es directora del museo parisino.

En concreto, la superficie, el soporte, el espacio, el material y la luz «no son palabras elegidas al azar» al describir la obra de Ryman, sino que permiten «destacar lo que es más importante para él, los componentes esenciales de su pintura», detalla Bernardi.

A cada uno de esos elementos la exposición le dedica una estancia envuelta en un blanco absoluto en la que, según van indicando los carteles, se espera que el visitante se aleje o se acerque de los cuadros, camine más rápido o más despacio y sea consciente de la simbiosis entre la perspectiva y el espacio.

Las contrariedades, parte del espíritu del artista, también se manifiestan a través de los juegos de sombras provocados por artefactos anclados a la pared y por el efecto que la luz provoca en la ausencia de color, dotándola en apariencia de tonos.

Esos efectos denotan la paradójica obsesión del pintor por la luz natural, pese a que la producción de sus obras la ejecutaba siempre en su estudio, donde predominaba la luz artificial.

El propio Ryman, según Bernardi, sostuvo que «no era un pintor abstracto, que era un pintor realista», lo que, aunque pueda «parecer provocador», es cierto.

En total, 47 piezas de Ryman integran el muestrario y entran en diálogo al final del recorrido con tres de Monet, figura estrella de este museo, que alberga el mítico lienzo de Los Nenúfares.

El contraste con los lienzos de Monet traslada al espectador la idea de que la pintura es una disciplina viva y moldeable con el paso de los años y refleja la última etapa artística de Ryman, en la que las tonalidades verdes, naranjas, violetas y grises vuelven a ser las protagonistas, como lo habían sido a comienzos de su carrera, antes de abandonar el color por el blanco. EFE (I)

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