Guayaquil, Ecuador
Con el alza del impuesto al valor agregado del 12 al 15%, el presidente Daniel Noboa, a través del decreto ejecutivo 215, dispuso un aumento del precio del cilindro de gas, y lo mismo para las gasolinas Extra, Ecopais y Diésel. Esto se hace para actualizar los precios en función del incremento del IVA.
Un comunicado de la Secretaría General de Comunicación de la Presidencia sostuvo que era necesario actualizar los precios del gas licuado y combustibles. Tienen razón. Hace mucho tiempo que los precios de nuestra economía debieron haberse sincerado para que los ecuatorianos paguemos los valores reales de lo que cada cosa debería costar según la realidad de la oferta, la demanda y la disponibilidad del bien.
Como forma de evitar este problema y aunque con buenas intenciones pero con terribles resultados, en nuestro país se han implantado subsidios, controles de precios y precios de sustentación; todos estos, que al final del día entorpecen el libre funcionamiento del mercado. Lo que los ecuatorianos debemos entender es que los precios transmiten información, sus cambios y movimientos permiten a los agentes económicos entender y decidir hacia dónde se debe redirigir la producción, el consumo y el capital.
Cuando esto no sucede, se crean y mantienen los incentivos equivocados para hacer un mal uso de los recursos escasos, pues las señales que envían los precios en estas situaciones no son los valores reales que tendrían en condiciones normales y de mercado.
Por supuesto, esto no solo se trata de aumentar el precio de los productos y mantener todo lo demás constante; cualquier sinceramiento de los precios de nuestra economía, como a los combustibles y el gas, debe venir acompañado de políticas públicas que permitan proteger a las familias ecuatorianas y principalmente, a los que menos tienen.
Por ejemplo, eliminar el subsidio a los combustibles podría ser compensado con reducciones impositivas como el Impuesto a la Salida de Divisas, para abaratar costos de materia prima y maquinaria importada para la producción, así como también la eliminación de aranceles a repuestos, partes, aceites y llantas de vehículos como forma de que estos bajen su precio.
En lo que respecta al sinceramiento del precio del gas, esto se podría hacer de forma gradual con pequeños aumentos en el precio de forma mensual o anual y que se vean compensados aumentando la capacidad adquisitiva de la gente, por ejemplo, bajando y no aumentando el impuesto al valor agregado.
Además de todo lo que he mencionado, se debe acompañar estas medidas de otras reducciones impositivas como el impuesto a la renta, y de incentivos tributarios que permitan atraer la inversión extranjera, fomentar la creación de empresas y de empleo, aumentar la competencia en el mercado, y de una economía que, a diferencia de ahora, se mantenga en crecimiento sostenido.
