Duna, parte 2

Carlos José Jijón

Guayaquil, Ecuador

Tengo sentimientos encontrados acerca de Duna parte 1. Fue, en casi todos los sentidos, una muy buena película de ciencia ficción. Tenía buenos actores, una historia interesante y hasta a Jason Momoa, que siempre es entretenido en pantalla. Lo que no tenía era un final. Al ser la adaptación de la primera mitad de una novela, se sentía como dos horas y media de personas hablando de todas las cosas emocionantes que eventualmente iban a pasar pero que no ibas a llegar a ver. 

Por eso me siento muy contento con Duna parte 2. Por todas sus faltas, se siente como una película de verdad con un mensaje y una conclusión. Su director, Denis Villeneuve, se merece todo el respeto del mundo por transformar un libro muy confuso que no pude terminar en una cinta entretenida y accesible. Es el tipo de milagro que casi nunca ocurre en Hollywood y creo que no lo debemos tomar por sentado. 

Duna parte 2 se ambienta en un futuro de ciencia ficción en el que la raza humana es tan avanzada que puede viajar a otros planetas, pero no lo suficiente como para crear un sistema político que no sea terriblemente violento e inestable. Nuestro protagonista es Paul (Timothée Chalamet), un joven aristócrata cuya familia fue asesinada por motivos políticos en la trampa más obvia de la historia y ahora se encuentra escondido en el planeta mágico de Arrakis. Allí, las cosas se complican cuando se encuentra con la población local, que lo ve como un guerrero profético que llegó a liberarlos de sus opresores. Paul sabe que la profecía no es real, pero, ¿por qué no aprovecharse de la situación para encontrar una forma de vengar a su familia y quizá también convertirse en Emperador del Universo en el proceso?

Decir que esta película es buena se siente casi redundante. Solo mírala. ¿Ves esos efectos especiales increíblemente realistas? ¿Ves cómo la escenografía hace que te adentres en la historia a través de pequeños detalles? ¿Notas como la narración de Florence Pugh revela las implicaciones galácticas de la trama mientras provee información que será crucial en el clímax? ¿Acaso esos gusanos nos son imposiblemente asquerosos?

Los efectos visuales son muy impresionantes. De hecho, todo se ve demasiado bien. Promocionando el filme, Denis Villeneuve habló de cómo su principal ambición al dirigir películas es crear imágenes memorables. Y aquí definitivamente lo logra. Una buena parte de esta cinta no tiene diálogo siquiera. Son solo imágenes extrañas y llamativas que parecen más sacadas de un museo de arte contemporáneo que de Hollywood. Y no puedo asegurar que el público en general vaya a adorarlas (o siquiera ponerles mucha atención), pero definitivamente se ven muy bien. 

Comparar esta película con la primera entrega se siente casi injusto. Aquí están todas las partes interesantes. Tenemos romance, guerras religiosas y hasta bombas nucleares. Pero esa primera parte también tenía personajes entrañables, que extrañé bastante en la secuela. Oscar Isaac y Jason Momoa tenían papeles secundarios en Parte 1, pero eran agradables y humanos. Podías identificarte con ellos, algo que no es tan fácil de hacer en Parte 2. Aquí casi todos los personajes son extremistas políticos, fanáticos religiosos o psicópatas.

Solo mira a nuestros villanos, todos absolutamente detestables e irredimibles. Nuestro antagonista principal es sádico, pervertido y violento. Y definitivamente no es aburrido, pero la falta de complejidad hace que las cosas se vuelvan bastante predecibles. Paul es extremadamente carismático y competente en todo lo que se propone a hacer, llegando al punto en el que puede ser algo aburrido. No hay demasiado suspenso cuando sabes que el héroe va a hacer todo bien siempre.

Pero aunque los personajes puedan ser un poco planos y la historia algo predecible, Duna parte 2 es definitivamente interesante. La cinta hace un esfuerzo casi sobrehumano para dejar claro que la guerra santa de Paul no es más que una guerra cualquiera y que los aristócratas que controlan la Galaxia son solo opresores hipócritas a los que no les interesa el bienestar de nadie más que el propio. También se trata de la fe y la religión y cómo la superstición puede ser una herramienta para enfrentar tiempos difíciles. Todo eso mientras también contiene explosiones, peleas con cuchillos y a Zendaya haciendo una leve variación de los papeles que hizo en Euphoria y Spider-Man.

Honestamente, la mayoría de los problemas que tengo con la película se vuelven menos molestos debido a que esta es una historia completa con un final. En la primera parte sentía la necesidad de morderme la lengua ante cualquier crítica porque sabía que todo podría tener sentido eventualmente. Aquí las cosas concluyen. El mensaje está completo y los problemas se resuelven. Es un alivio, a decir verdad. Tenía mucho miedo de que veríamos otro “continuará (si tenemos suerte)”. (O)

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