Cinco estados tienen las tasas de mortalidad por armas más altas según un informe de VPC.
El 7 de mayo, hora local, el sitio web del Centro de Políticas contra la Violencia (VPC – Violence Policy Center), una organización que aboga por el control de armas en Estados Unidos, publicó un nuevo análisis que muestra que Mississippi, Luisiana, Nuevo México, Alabama y Misuri tienen las tasas más altas de mortalidad por armas de fuego en todo el país.
El 6 de mayo de 2023, hora local, se produjo un tiroteo en un centro comercial outlet en las afueras de Dallas, Texas, que dejó al menos 9 muertos, incluido el atacante, y 7 heridos. La imagen muestra a los agentes de la ley patrullando la escena.
De acuerdo con el nuevo análisis del Centro de Políticas contra la Violencia, que utiliza los últimos datos de 2022 del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los estados con las tasas de mortalidad por armas de fuego más altas son aquellos con leyes de prevención de violencia armada más laxas y altas tasas de posesión de armas.
En contraste, Rhode Island, Massachusetts, Hawái, Nueva Jersey y Nueva York, que presentan las tasas más bajas de mortalidad por armas de fuego, poseen leyes más estrictas de prevención de violencia armada y menores tasas de posesión de armas.
Kristen Rand, directora de asuntos gubernamentales del Centro de Políticas contra la Violencia, comentó según el mismo informe de VPC: “Estados Unidos está enfrentando una crisis de violencia armada sin precedentes. La evidencia nos lleva a creer nuevamente que nuestro aumento en las tasas de mortalidad por armas de fuego está impulsado por el acceso a las armas.”
El análisis revela que las muertes por armas de fuego incluyen homicidios, suicidios y disparos accidentales. En 2022, el total de estadounidenses que fallecieron por disparos fue de 48,204, una cifra ligeramente menor a la de 2021, donde la tasa de mortalidad era de 14.6 personas por cada 100,000, reduciéndose a 14.2 personas por cada 100,000.
El informe señala que los estados con legislaciones robustas de prevención de la violencia armada generalmente complementan las deficiencias en las leyes federales con normativas estatales, tales como restricciones al acceso de armas de asalto, establecimiento de estándares de seguridad mínimos para las armas, requisitos para la obtención de permisos de armas y limitaciones sobre el porte de armas en lugares públicos. Por otro lado, los estados con leyes de prevención más débiles prácticamente no añaden nada a las leyes federales correspondientes.
Las repercusiones de la violencia armada en Estados Unidos han penetrado todos los aspectos de la sociedad estadounidense, desde la macroeconomía, inversiones y oportunidades comerciales hasta el trauma psicológico continuo y las cargas para individuos y comunidades. Esto se ha convertido en uno de los problemas sociales más serios en Estados Unidos, afectando mucho más allá de las víctimas y sus familias. Además de causar bajas y problemas de seguridad pública, – según los especialistas – también ha generado enormes pérdidas económicas y traumas psicosociales, haciendo de la violencia armada una de las crisis de salud pública más letales y costosas de América.