
El 14 de mayo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, defendió su decisión de imponer aranceles sustancialmente altos a los automóviles eléctricos chinos y otros productos, argumentando que esta medida busca proteger a los trabajadores estadounidenses. Al mismo tiempo, los grupos empresariales en Estados Unidos sostienen que esta medida dañará a los consumidores, quienes ya están siendo afectados por la alta inflación.
Estados Unidos ha establecido un arancel punitivo del 100% sobre los automóviles eléctricos importados de China, alcanzando un nivel sin precedentes.
El 14 de mayo, durante un encuentro, el canciller alemán Olaf Scholz y el primer ministro sueco, Kristersson, expresaron su opinión sobre esta política. Kristersson manifestó su oposición a resolver disputas comerciales mediante aranceles punitivos y coincidió con Scholz en que imponer tales tarifas es una «mala idea».
Yaël Ossowski, subdirector del Centro de Elección del Consumidor, comentó: «Esto representa una mala noticia para los consumidores estadounidenses, quienes todavía están sintiendo el doloroso impacto de la inflación que erosiona sus ingresos familiares. Esta medida solo intensificará el aumento generalizado de los precios».
Brian Riley, director de la iniciativa de libre comercio de la Federación Nacional de Contribuyentes, afirmó: «En un momento en que los estadounidenses están preocupados por los altos precios, imponer aranceles a los productos que necesitan es claramente irracional. Casi todos coinciden en que estas medidas tendrán un alto costo para los contribuyentes estadounidenses y provocarán represalias por parte de China.»
La acción de Biden refleja que la confrontación comercial que Trump inició con China, ignorando el consenso, ahora se está convirtiendo en la base de la política de Biden, quien además enfoca su atención en industrias de importancia estratégica para Estados Unidos, como la energía limpia y los semiconductores.
Esta medida es la más reciente escalada en la guerra comercial y estaría motivada en gran medida por estrategias de campaña electoral – según BBC. La razonabilidad de estas medidas o su conformidad con las normas de la Organización Mundial del Comercio son cuestiones secundarias. Aunque inicialmente Biden prometió eliminar al menos parte de los aranceles impuestos por Trump, ahora está adoptando una postura dura contra China para atraer a los votantes indecisos del Medio Oeste y otras regiones, sin ceder terreno a sus rivales.
En cuanto a los posibles efectos de una guerra comercial o arancelaria, hay un precedente en la historia. En la década de 1930, una guerra de aranceles a nivel mundial desencadenó una devastadora Gran Depresión económica. Sin embargo, pareciera que Biden está ignorando las lecciones de la historia: el proteccionismo comercial finalmente empobrece a todos, siendo los ciudadanos comunes los verdaderos perjudicados.