
Ávila, España
Hace unos días, el presidente de Argentina, Javier Milei, acudió a título personal al evento Viva 24 organizado por Vox. Durante su visita a España, el mandatario argentino no tuvo ninguna reunión oficial. La relación entre su gobierno y el de Pedro Sánchez es muy hostil. En el acto celebrado en el Palacio de Vistalegre (Madrid) participaron varios líderes políticos vinculados a las ideas nacionalistas, como la actual presidenta de Italia, Giorgia Meloni, la sempiterna candidata de Agrupación Nacional (antiguo Frente Nacional) de Francia, Marine Le Pen, y el líder de la derecha política chilena, José Antonio Kast. En su discurso, Milei volvió a defender las ideas de la libertad económica y criticó las ideas socialistas y colectivistas.
En un acto previo celebrado en la sede del periódico La Razón, con motivo de la presentación de su libro “El camino del libertario” (a raíz de una pregunta formulada por el economista liberal Juan Ramón Rallo) Milei defendió la unión de todos los movimientos de derecha para hacer frente al enemigo común socialista. Sin embargo, lo cierto es que hay una gran diferencia (al menos en los planteamientos económicos) entre el liberalismo que Milei promueve y las corrientes proteccionistas que están presentes en partidos como Vox o Agrupación Nacional. Habrá que esperar para ver qué futuro tienen estas alianzas internacionales que suponen un frente común contra otras de signo contrario, como el Grupo de Puebla.
Aunque este tema es importante, lo que ha trascendido es la crisis diplomática que se ha generado tras la alusión (realmente no menciona explícitamente ningún nombre, pero es evidente) a la corrupción de la mujer de Pedro Sánchez, Begoña Gómez. De momento, no se puede utilizar este término, si acaso el de presunta corrupta, pues hasta la fecha solo está siendo investigada judicialmente tras la apertura de diligencias. Aunque sí se puede afirmar que el comportamiento de los familiares de Pedro Sánchez es poco ético. Digo familiares porque su hermano también está envuelto en varios escándalos.
A raíz de este comentario inapropiado de Milei, el ministro de exteriores español, José Manuel Albares, llamó a consulta a la embajadora de España en Argentina y convocó al embajador argentino en España. Al parecer, si Milei no se disculpa, cosa que no parece que ocurra pues ha vuelto a reafirmarse tras su regreso a Argentina, se anunciarán nuevas medidas. Lo cierto es que el gobierno español está sobreactuando y está encantado con esta situación, que le sirve para polarizar más a la sociedad de cara a las próximas elecciones europeas. La consigna es clara: todo el que no apoya incondicionalmente a Sánchez es de extrema derecha y un fascista reaccionario.
Estamos pues, ante un conflicto entre gobiernos, que no entre ciudadanos (el pueblo argentino y el español tienen una gran relación cultural e histórica), pero que el gobierno español quiere elevar a cuestión de Estado, como si Milei hubiese ofendido a todo el pueblo español. Quizás Sánchez piense que él, o su mujer, son el Estado (“l’état c’est moi”, que diría el Rey Sol).
Sinceramente, este conflicto lo ha empezado el gobierno español. Durante la campaña electoral argentina, Sánchez apoyó al candidato Sergio Massa, desprestigiando a Milei. Posteriormente, cuando Milei ganó ampliamente las elecciones, el gobierno español no le felicitó por su victoria y Sánchez no acudió a su investidura en Buenos Aires. Hace unas semanas, el ministro de Transportes, Óscar Puente, acusó a Milei de “consumir sustancias” sin pruebas, lo que originó una respuesta por carta oficial de la presidencia argentina donde ya planteaba el asunto de la presunta corrupción de Begoña Gómez por tráfico de influencias.
Podemos destacar un último ejemplo, aunque los ataques a Milei han sido numerosos. Recientemente, la ministra de Ciencia, Diana Morant, ha acusado a Milei de “negacionista de la ciencia” y de atacar a la democracia. Es realmente gracioso que un gobierno que perdió las últimas elecciones generales, que se sostiene con el voto de partidos radicales filoterroristas y separatista, y que ataca constantemente al poder judicial, acuse de esto a un gobierno que ganó de forma holgada las elecciones y que, de momento, tiene un gran respaldo popular.
Mi apuesta es que el conflicto no irá más allá. Le servirá a Sánchez para polarizar más a sus votantes, pero no creo que haya sanciones de ningún tipo. Afortunadamente, las relaciones económicas y personales entre españoles y argentinos están muy por encima de estas lides.
