¿Qué realmente quieren los jóvenes?

Diego Montalvo

Quito, Ecuador

El hecho de que un millenial como Daniel Noboa haya llegado al poder de una nación joven como Ecuador implica una serie de análisis que incluso pueden remontarse más allá de las elecciones de octubre de 2023. Una nueva campaña electoral está a la vuelta de la esquina y otra vez los analistas y políticos hablarán del tan trillado «voto joven».

Mucho se habla de la juventud, de los nuevos líderes, de las realidades para el país para los próximos años, pero la pregunta es, ¿realmente nos hemos sentado a dialogar con los jóvenes sobre los temas que realmente les interesa? El ambientalismo y el feminismo son dos cosas pasadas de moda. Lo primero es muy noventero y lo segundo es muy sesentero. Estas dos «luchas» más bien son abanderadas por la progresía y el populismo de izquierda y extrema izquierda que utilizan al ambientalismo como una causa para rechazar la inversión y crear fuentes de trabajo —son grupos demasiado ociosos, acostumbrados a lo regalado, a los subsidios y a lo fácil—y lo segundo es mera victimización.

Así cuando el izismo terrorista destruyó Quito en octubre de 2019 y junio de 2022 se escudaron en el «ambientalismo» para poder tener subsidios a los combustibles y defender los intereses de los contrabandistas que a su vez tienen nexos con el narcotráfico.

Por otro lado, cuando los correístas, más las correístas son encontradas en actos de corrupción o tomándose fotos con armas —o narcotraficantes— usan la tal «violencia de género» para evadir actos indebidos o ensayos de un accionar mafioso que, al ser descubierto, usan las maneras más patéticas para justificarse.  Ese grupo político busca tomarse el Estado nuevamente por asalto, pero, sobre todo, la justicia. Ecuador evidentemente necesitaba un liderazgo más allá de un sujeto casi pelado y con camisa de fuerza que despotrica en Bélgica y sigue creyendo es presidente del país.

El joven quiere inversión, tecnología, trabajo, tiempo de ocio, música, sitios de conciertos, cultura, libertad. Está cansado de la impunidad y la corrupción. Quiere pruebas y hechos concretos que demuestren desarrollo. Quieren ver hoteles, edificios modernos, automóviles y medios de transporte innovadores, incluso quieren voces en las nuevas tecnologías, en podcasts, programas relacionados a las tendencias en ciencia medicina y videojuegos, incluso en eventos que se hablan de libros.

Evidentemente, tampoco quieren a una fiscal llamada a la Asamblea para un show y que sea confrontada por un Latin King coreado por sus operadores políticos, evidenciados hasta el cansancio sus nexos con las mafias que pretenden poner de rodillas al país. El joven quiere justicia, quiere creer que no habrá impunidad en un sistema y que sus derechos serán defendidos y sus obligaciones estipuladas claramente. Estos temas deberían ser analizados desde la presidencia de la República y los espacios de debate mediático y académico. Desde Carondelet, sería buena idea siempre mostrar que este nuevo líder se está refrescando, abierto a ideas nuevas y dejando atrás banderas nefastas y caducas del siglo XX y de principios del siglo XXI. 

El mundo carece de líderes jóvenes y Ecuador es hoy una diferencia enorme. Tiene la posibilidad de oro de hacer su propia política, con aciertos y errores desde luego, pero siempre abierto al mundo. A los tratados de libre comercio, de inversión, de manufacturas, de moda, de tecnología. El país debe abrirse al resto del planeta, poner mano dura a los delincuentes y trazar el rumbo que se debe para este y los próximos años. Europa ya no es un referente ni de desarrollo ni de rumbo social, puede que incluso ni lo sea Canadá ni Estados Unidos. Son modelos altamente progres y populistas y el referente de precisamente lo que no se debe hacer. A veces de los malos ejemplos se aprende mejor que de los buenos. Estos países y regiones puede que sean la evidencia de un fracaso de modelo social y político, pero no implica que no se deba hacer comercio con ellos.

Abrirse a Asia y al Medio Oriente es lo más acertado en un mundo cambiante e impredecible.  Que la cultura ecuatoriana se mezcle con otras, que las ciudades se desarrollen a su modo, que se invierta con libertad. Que los jóvenes sean el motor y el motivo de los nuevos objetivos del país, ¿qué dice usted, presidente Noboa?

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