Quito, Ecuador
Israel confirmó que realizó un bombardeo a un campamento de gazatíes en Rafah. Durante las últimas semanas, analistas y políticos alertaron sobre las implicaciones que podría tener que Israel llegara a Rafah. El panorama ya era crítico y con los días supimos que la situación de hambruna y miseria sigue cobrando vidas en la última frontera de la guerra en Gaza. Mientras Israel y Hamás se acusan mutuamente de prolongar la guerra al no llegar a acuerdos, las personas siguen clamando por agua.
Por otra parte, Taiwán no puede apagar las alarmas. Lai Ching-te, quien hace poco días juró como presidente, pidió a China durante su discurso de posesión que cese su intimidación. En menos de una semana China ha realizado su mayor despliegue militar en el último año e indicó que están preparados para probar su capacidad de “tomar el poder”. Para China, el nuevo presidente que defiende la soberanía y la identidad propias de las islas no es más que un peligroso “separatista”.
La guerra de Rusia contra Ucrania no finaliza, aunque para los periódicos se ha vuelto un titular que ya no vende. El presidente Volodymyr Zelensky calificó como un ataque ruso “extremadamente brutal” contra Járkiv y la ciudad de Lyubotyn, la más reciente ofensiva de Putin. Los siete fallecidos eran civiles que trabajaban para una imprenta y según el gobernador regional otras 16 personas resultaron heridas.
Con estos brevísimos ejemplos podemos darnos cuenta de cómo los focos de guerra y caos no cesan en el mundo. O se mantienen, o arden todavía más o están a punto de arder y llevar consigo destrucción, pobreza e injusticia. Los llamados a la paz y a restablecer el orden se traducen en simples comunicados o protocolos que en la práctica no se cumplen. Mientras, la intromisión y los delitos de guerra se realizan con la comunidad internacional como espectadora. Los negociadores, en los casos que se busca negociar, han regresado a casa con las manos vacías condenando de manera indirecta a miles de personas a sobrevivir.
Desde nuestra posición de espectadores seguiremos el desarrollo de una trama mientras guardamos la esperanza de no convertirnos en víctimas.