
Guayaquil, Ecuador
El Diablo, su sola presencia en la Asamblea es una vergüenza nacional; el llamado recinto de la democracia, en donde debería estar lo más representativo de nuestro país, con asambleístas honestos, preparados, responsables, patriotas, se ha convertido en una verdadera sentina.
Sin duda, dentro del hemiciclo hay excepciones que deben haberse llenado, al menos de rubor ante la presencia de satanás en una tribuna otrora ocupada por verdaderos notables que honraban ese sagrado recinto de la democracia.
Los ecuatorianos que tenemos dignidad, decoro y vergüenza sentimos asco y nos repugna ver como se degrada esa tribuna con la presencia de un representante de lo más abyecto del pozo séptico del país.
Los 47 acólitos del diablo son exactamente igual de repugnantes, no hay diferencia, fieles corifeos del prófugo de Bélgica, lo único que buscan es la impunidad de Alibabá y los más de cuarenta ladrones que tienen deudas con la justicia, unos pocos ya están en las celdas carcelarias; otros, viven plácidamente en el exterior disfrutando de verdaderas fortunas, gracias a lo que robaron a mansalva.
Si bien no hubo los 92 votos para mandar al averno al Diablo, gracias a sus 47 corifeos, la mayoría de ecuatorianos aspiramos que del juicio penal no se libre porque tiene que volver a donde debe estar, La Roca, haciéndole compañía a Vidrio, el alter ego del prófugo de Bélgica.
Utilizando todo tipo de maniobras, Mario Godoy, fue nombrado nuevo presidente del Consejo de la Judicatura (CJ) y posesionado en el mismo lugar que el diablo dejó una estela de azufre.
Durante el proceso de selección del nuevo presidente de la Judicatura, Mario Godoy recibió dos impugnaciones, en una se dijo que fue abogado de narcotraficantes. En la primera se menciona que el jurista representó a los hermanos Juan Pablo y Eduardo Larrea, “vinculados en investigaciones en Estados Unidos por las incautaciones de avionetas, presuntamente vinculadas al narcotráfico”.
“Yo no soy abogado de narcotraficantes” dijo Mario Godoy, flamante presidente del CJ, pero fue cuñado de los hermanos Larrea señalados como narcotraficantes ya que estuvo casado con María Isabel Larrea hasta el 2018, cuando se divorciaron.
Como abogado, Mario Godoy defendió a algunos personajes vinculados con el correísmo: a Alembert Vera, expresidente del Consejo de Participación Ciudadana (CPCCS) y abogado de Rafael Correa; a Guillermo Churuchumbi, exalcalde de Cayambe y actual coordinador del movimiento Pachakutik, lugarteniente de Leonardo Iza, presidente de la CONAIE; a Susana González, exprefecta del Guayas.
Pese a las maniobras interesadas y a los antecedentes señalados, Mario Godoy fue posesionado en la Asamblea Nacional. En su discurso dijo: “Que su gestión se enfocará en levantar la imagen de la Función Judicial, venida a menos por las investigaciones de algunos servidores judiciales señalados en casos como Metástasis, Purga, Plaga y a recuperar la confianza de la gente en la justicia”.
¿Qué confianza puede tener la ciudadanía en la justicia con un personaje como Mario Godoy dirigiendo el Consejo de la Judicatura?

