Selva Osorio Villavicencio
Puyo, Ecuador
Han pasado más de dos semanas desde el descarado fraude que el gobierno de Nicolás Maduro fraguó en contra del pueblo venezolano. No es de asombro el evidente silencio que guardan las feministas de izquierda radicales, ONGs y demás colectivos, frente a la actitud valiente que ha sabido demostrar María Corina Machado, líder indiscutible de la oposición en Venezuela. Era de esperarse; el feminismo de izquierda radical construye su discurso a partir de las “causas justas”, pero lo ejerce a través de una lealtad fanática y una moral selectiva con fines políticos que ha legitimado e institucionalizado la violencia como medio para conseguir un fin.
María Corina Machado ha sido, sin duda, un claro ejemplo de un feminismo liberal, humanitario, opuesto a cualquier autoritarismo en búsqueda de la libertad de todos los individuos. María Corina ha sido precursora y defensora de los derechos humanos, contrapuesta a la represión de una tiranía de izquierda. Ha roto barreras en un entorno político tradicionalmente dominado por hombres, y su liderazgo en la Asamblea Nacional ha demostrado que una mujer puede desempeñar roles cruciales en la esfera política.
Feminismo Liberal vs. Feminismo Woke
El feminismo liberal, personificado por María Corina Machado, defiende la igualdad de derechos y oportunidades dentro del marco democrático, subraya la libertad individual y la autonomía. Machado se ha destacado por su lucha constante en defensa de los derechos humanos, oponiéndose firmemente a la represión y corrupción del régimen de Maduro. En contraste, el feminismo woke, centrado en la identidad y las políticas de victimización, a menudo se alinea con ideologías que, en la práctica, pretenden la perpetuidad de regímenes autoritarios y represivos. Las feministas woke no se pronuncian ante las injusticias en Venezuela, están preocupadas de afianzar lealtades ideológicas, enmascaradas en la defensa universal de los derechos humanos, por ejemplo.
Por otro lado, tenemos a las “defensoras sociales”, puras, intocables, maestras en la materia de hacer caridad con el dinero ajeno, expertas en usufructuar y manipular políticamente las heridas de las mujeres y sus abusos.
En retrospectiva, ¿Dónde estaban las feministas para condenar a las mujeres de izquierda en el poder político? Para empezar, Michelle Bachelet trabaja alineada con Venezuela; ella misma ha declarado ser una admiradora incondicional de Fidel Castro, la Alemania comunista y se ufana de haber sido amiga personal de Hugo Chávez. Cristina Fernández, buena amiga de Nicolás Maduro y Hugo Chávez, mujer cuestionada por actos de corrupción; gestora, mientras ejercía el poder de leyes pro-violadores y pederastas. Dilma Rousseff, cuestionada por actos de corrupción; Luisa González, en Ecuador, que evadió desdecir a su líder el prófugo, evita pronunciarse sobre su coideario Nicolás Maduro.
Cabe preguntar entonces: ¿Para quienes trabajan las feministas? ¿Qué han hecho Cristina Fernández, Michelle Bachelet, Dilma Rousseff, Luisa González o demás mujeres de izquierda, por Venezuela? ¿Ya han condenado públicamente la dictadura genocida? No lo han hecho, y jamás lo harán, pues a la espada de Bolívar no le importa acabar con tantas vidas humanas, si se lo hace para cumplir con la “revolución” y destruir al “salvaje capitalismo”.
La catástrofe en la que se ha convertido Venezuela hoy en día es también resultado del modelo que promueven las feministas con sus acciones pero también con su silencio. Desde que Chávez llegó al poder, Venezuela tiene casi ocho millones de migrantes en todo el mundo, producto de la catástrofe económica: inflación acumulada de más de 2 millones por ciento, indigencia del 53%, salario mínimo de 3,5 dólares mensuales, pobreza del 82%, colapso de la producción petrolera del 80%, reducción de 5 años de la expectativa de vida, 50% menos de camas hospitalarias y 65% de niños con problemas de desnutrición.
Venezuela se ha convertido en un punto geopolítico estratégico para las potencias criminales de Rusia, China e Irán por sus infinitos recursos minerales, gasíferos, petroleros y naturales que le da combustible a la maquinaria bélica que representa esta organización criminal. No hay que olvidar tampoco el desastre del Arco Minero, donde conviven alrededor de 450 comunidades, hablamos de casi 200.000 habitantes. Ese territorio fue entregado a militares corruptos, al ELN, las FARC, donde hay niños, mujeres, jóvenes y ancianos con grilletes cavando la tierra como si fuera el Congo.
¿De qué feminismo me están hablando? ¿Su causa son las mujeres o quienes se alineen a su ideología totalitaria? La evidencia demuestra que las ideologías vacías y sin sustento, lejos de trabajar por el bien común, terminan siendo cómplices de maniobras geopolítica y de los políticos de turno, y que, además, operan a favor (consciente o inconscientemente) de los tentáculos de una organización criminal que tiene una red en nuestro continente.
No cabe duda de que, la psicología marxista ha tomado a las heridas femeninas como una oportunidad de instrumentalizarlas y de capitalizarlas, y que el “buenismo” instalado en el discurso y en la mente de las mujeres ha establecido una moral compartida que forma sujetos de obediencia.
María Corina Machado, gran maestra de luz para todas las mujeres, sabia, rebelde, valiente y amorosa, es el más claro ejemplo de un feminismo liberal. Ha sido invisibilizada por todos los colectivos, luchadores sociales y ONGs, pero ha demostrado que el poder femenino e individual puede más que mil hombres dictadores juntos, superando también la censura silenciosa de los medios woke, que al hoy día son hegemónicos.
En un momento donde el valor y la integridad son más necesarios que nunca, María Corina Machado se erige como un faro de esperanza y determinación. Su lucha incansable por la libertad y la justicia no solo es un ejemplo para Venezuela, sino para todo el mundo. La historia nos juzgará por nuestras acciones o nuestra inacción. La lucha por la libertad y la dignidad humana es la lucha que María Corina Machado lleva adelante, con el ejemplo inspirador con coraje y total determinación.