Por una democracia responsable

Emilio Morocho Abad

Guayaquil, Ecuador

La vía electoral es un arma de doble filo. Si bien puede liberarnos de dictaduras, si no la sabemos usar, nos puede encadenar a las mismas. Ahí nace una retórica interesante: ¿cómo puede un mismo fenómeno ser bueno y malo a la vez? La respuesta la encontramos, como todo lo importante, en la historia. 

Hay gobiernos de tintes autoritarios que salieron a tiempo por la vía democrática, así como otros que empezaron siendo un “proyecto de país” y terminaron siendo el peor error que pudo haber cometido un electorado, debido a que se dejaron seducir por el típico discurso de “mediante la revolución cambiaremos todo lo que debe ser cambiado”, como ocurrió en Venezuela en 1998.

Estos errores podrían evitarse si fuéramos electores más informados. Es decir, si leemos los planes, revisamos antecedentes, analizamos sus corrientes y supervisamos con quiénes están alineados aquellos que quieren llegar a la cúpula del Estado. Claro está que lograr esto requiere trabajo y, evidentemente, una inversión de nuestro tiempo para elegir de forma responsable. Esa es la única vía para evitar los errores que han llevado a naciones prósperas a convertirse en bastiones de ideas empobrecedoras.

En el Ecuador se avecinan los comicios de febrero de 2025, y con ellos se abre la puerta a un nuevo proyecto o, quizás, a la permanencia del actual. Algo es certero: el mandato que inició el expresidente Lasso, y que está por culminar el actual primer mandatario Daniel Noboa, está viviendo ya sus días finales. Tener dos presidentes en un solo período evidencia la nula estabilidad política de nuestro país. Esta realidad debe preocuparnos, ya que, de continuar así, los panoramas prósperos que antes veíamos lejanos, ahora simplemente no se podrán avizorar.

Por esto surge la siguiente interrogante: ¿por qué son tan importantes estos comicios? Los problemas económicos, políticos, de seguridad y de empleo, son condiciones difíciles para el sucesor del sillón de Carondelet. Estas razones hacen que estas elecciones sean decisivas, y por lo que este artículo lo escribo con la intención de que cada lector contemple el escenario actual, votando informado y con responsabilidad. Es decir, que en base a este modesto análisis pueda formar una opinión sobre el candidato que realmente cree favorable para el país o, incluso, sobre aquel que no cree que le favorecería en nada.

Ecuador afronta una crisis económica producto de un excesivo endeudamiento derivado de un alto gasto estatal, entre otros factores. Todo esto sin olvidar cómo la corrupción hace que se escapen una buena cantidad de fondos que bien podrían optimizar los servicios públicos y brindar mayor garantía de bienestar para los ciudadanos.

La falta de empleo afecta predominantemente a los jóvenes, quienes han decidido abandonar sus hogares y familias para buscar el sueño del migrante con la esperanza de alcanzar un futuro mejor. Pero la migración no solo causa dolor en las familias. La economía nacional sufre una fuerte y perjudicial fuga de talentos, deteriorando un capital humano tan necesario que, de haber podido realizar sus sueños en Ecuador, estaríamos hablando de los protagonistas del desarrollo del sector privado nacional.

La seguridad es el cuento de nunca acabar. En este período, incluso se le declaró literalmente la guerra, ya que el estado de inseguridad era imperante y provocó que realizar las labores diarias fuera un peligro. Las “vacunas” han dañado fuertemente a los emprendedores, aquellos que con esfuerzo han podido levantar un pequeño negocio y hoy se ven sin él. Algunos incluso cruzando selvas para buscar prosperidad.

El nuevo presidente que ingresará a Carondelet debe saber que el conflicto contra el legislativo es un clásico de la política ecuatoriana. Los ciudadanos depositamos un voto para poder vivir en paz y no en incertidumbre. Los nuevos asambleístas deben recordar que los pactos son buenos cuando el beneficiado es el ciudadano. Lo negativo es cuando los pactos se realizan buscando únicamente beneficiar a políticos deshonestos. 

Estas problemáticas, de las muchas que hay, son una pequeña recapitulación para votar con responsabilidad y conciencia. Debemos escoger a personas idóneas o que sus ideas nos conduzcan a solucionar y no a agrandar el inconveniente. Si las ideas que un partido o movimiento defienden han creado pobreza y miseria en países que hoy subyacen en dictaduras, es una clara muestra de por dónde no ir. Usemos el arma de la democracia, aquella que hoy muchos quisieran tener.

Luisa González y Diego Borja oficializan su precandidatura como el binomio presidencial del movimiento Revolución Ciudadana el 19 de agosto del 2024. Foto: API /Henry Lapo

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