Los adictos a la droga del poder no se cansan

Alberto Molina Flores

Guayaquil, Ecuador

Los países miembros de ese club de dictadores de la llamada Alianza Bolivariana, más conocido con el acrónimo de ALBA, han seguido un mismo libreto para entronizarse en el poder y, a través de elecciones fraudulentas, gobernar en forma indefinida. Gracias al expresidente Lenin Moreno, el Ecuador dejo de ser parte de ese club de facinerosos.

Como sabemos, en Cuba se realizan elecciones desde hace 66 años y siempre ganan abrumadoramente los candidatos que impone el gobierno totalitario.

En Venezuela, Hugo Chávez llegó al poder en 1998, convocó a una constituyente y la Constitución de 1999 fue aprobada. El Art. 230 dice que el presidente podrá ser reelegido de inmediato por una sola vez, dicha Constitución es simplemente papel mojado. Maduro completó 27 años de una dictadura corrupta, represiva y ligada al narcotráfico mediante elecciones groseramente fraudulentas.

En Nicaragua, Daniel Ortega ganó la presidencia en 2007, reformó la Constitución que, en su Art. 147, dice: “No podrá ser candidato quien haya ejercido la presidencia en cualquier tiempo”, Ortega ya fue presidente (1985-1990). En 2014, la Asamblea, funcional al dictador, reformó la Constitución que le garantiza a Ortega a reelegirse indefinidamente. Ahora cogobierna con su estrafalaria mujer mediante un totalitarismo peor que la feroz dictadura de los Somoza.

En Ecuador, Rafael Correa fue elegido presidente en 2007, de manera inmediata convocó a una Constituyente. La nueva Constitución (2008), dice en su Art. 144 que el presidente será elegido por cuatro años y podrá ser reelegido por una sola vez. En 2015, la Asamblea incondicional a Correa, a través de una enmienda, aprobó la reelección indefinida; no obstante de haberse eliminado esta enmienda, Correa trata de volver al poder a toda costa, no importa cómo, es un adicto a la droga del poder.

En Bolivia, Evo Morales llegó al poder en 2006 y convocó a una Constituyente. La nueva Constitución establece en su Art. 168 que el presidente será elegido por 5 años y puede ser reelecto en forma continua por una sola vez. Morales fue reelegido por segunda vez de 2009 a 2014; por resolución del obsecuente Tribunal Constitucional, se autorizó a que Morales se postulara por tercera vez, ejerciendo su tercer y último mandato, 2014-2019.

Siguiendo el libreto de las dictaduras plebiscitarias, Evo Morales convocó a un referendo para modificar su propia Constitución y poder ser candidato por cuarta vez; el pueblo boliviano le dijo NO el 21 de febrero de 2016.

Haciendo mil piruetas jurídicas y con argumentos absurdos, el Tribunal Constitucional, controlado por Morales, aprobó la reelección indefinida. La justificación obscena de dicho Tribunal fue: “Que el límite de dos periodos para el mandato presidencial constituía una violación a los derechos humanos del gobernante, por lo que autoriza a Evo Morales a volver a postularse”.

Con la decisión de los esbirros del Tribunal Constitucional de Bolivia, se consagró el precepto de que es un derecho humano ser presidente vitalicio, como si fuera igual al derecho a la vida, a la educación, a la salud, etcétera.

Evo Morales, otro adicto a la droga del poder, igual que Correa, trata a toda costa de volver a gobernar “sin Dios, ni ley”, ha pedido al Tribunal Constitucional Plurinacional que realice una interpretación de la Constitución Política del Estado (CPE) para respetar el derecho de los ciudadanos a elegir al gobernante que prefieran sin importar los límites de la Constitución.

Sin ruborizarse, declara: «Si el pueblo dice ‘vamos con Evo’, ningún problema. Vamos a seguir derrotando a la derecha, vamos a seguir ganando a la derecha”.

La conspiración es permanente y los adictos a la droga del poder no se cansan, quieren volver por más.

Rafael Correa, Evo Morales y Nicolás Maduro (EFE)

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