Guayaquil, Ecuador
Hay muchos ejemplos de usurpadores del poder en la historia de nuestra atribulada América Latina, el ejemplo más fresco es el del dictador de Venezuela, Nicolás Maduro; el 28 de julio de 2024 los venezolanos acudieron a las urnas, los resultados conocidos fueron que el candidato de la oposición Edmundo González Urrutia obtuvo alrededor del 70% de votos, todo el aparataje al servicio de la dictadura mediante groseros artificios le proclamó ganador a Nicolás Maduro, el rechazo mundial no se hizo esperar, pero no fue nada efectivo.
Las dictaduras difícilmente dejan el poder mediante las reglas de la democracia. Se requiere un fuerte movimiento popular con el apoyo de militares o una intervención de una potencia militar como en Panamá.
Quiero referirme a un caso de usurpación del poder en nuestro país, aunque no resulte trascendente para la mayoría de ecuatorianos; por un lado, dada la fragilidad de nuestra memoria o simplemente porque no les interesa. La Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) fue creada el 16 de noviembre de 1984; en el VI Congreso desarrollado el 2017 en la provincia de Zamora, se cuestionó la marginación de la mujer indígena.
En 33 años de vida de la Conaie nunca una mujer había dirigido esta organización, una abrumadora mayoría resolvió que en el VII Congreso se deberá elegir a una mujer como presidenta de la Conaie. En junio de 2021, se reunió el VII Congreso, asistieron 1500 delegados de las organizaciones indígenas, pese a los reclamos que pedían que se respete la decisión tomada en el VI Congreso, de elegir a una mujer que presida la Conaie, pudo más la manipulación de Leonidas Iza y su camarilla para alzarse con la presidencia, al puro estilo de las maniobras blanco-mestizas. Se dijo: “esto crea un precedente que no ha pasado en la historia”. Después de esta ilegal maniobra, la pregunta es ¿si Leonidas Iza ha mantenido la autoridad moral para dirigir la Conaie?
Poco o nada pudieron hacer las dirigentes indígenas como Lourdes Tibán o Cecilia Velasque para evitar la flagrante usurpación de la presidencia de la Conaie y exigir se cumpla con la decisión legítimamente tomada por el VI Congreso que reivindicaba la importancia de la mujer indígena que en 33 años de vida de la Conaie se ha mantenido marginada, por el abuso machista del mayordomo de turno Leonidas Iza y el silencio cómplice de quienes tenían que exigir que se respeten las decisiones tomadas en el Congreso de 2017.
Desgraciadamente, la dirigencia indígena pronto se ha olvidado de los ofensivos agravios, descalificaciones, atropellos, represión y cárcel que han sufrido los dirigentes que supieron mantener la dignidad y exigir el respeto para su organización y su gente en los 10 años de gobierno de Rafael Correa. No solo han sido obsecuentes con sus propios sicarios a partir del 21 de junio de 2021; además, durante la presidencia de Jaime Vargas, fueron alfombra del correísmo y en el 2021 apoyaron abierta y desvergonzadamente al candidato de Rafael Correa, Andrés Arauz.
Leonidas Iza, candidato por Pachakutik en las elecciones del 9 de febrero, pese a los magros resultados, tuvo un discurso triunfalista, obtuvo 538.435, es decir el 5,25% del total de votos y 9 asambleístas; en contraste con los resultados que obtuvo Yaku Pérez en las elecciones de 2021, 1’798.057 votos, el 19,39% y 27 asambleístas.
Con seguridad Leonidas Iza quisiera endosar los votos en la segunda vuelta a la candidata de Rafael Correa. La realidad es diferente, la Conaie, la organización política de la que es parte Pachakutik, está dividida en 3 Confederaciones (de la Sierra, Ecuarunari, de la Amazonía, Confeniae y de la Costa Conaice), estas se subdividen en federaciones provinciales; además existen otras organizaciones diferentes y autónomas que no obedecen a los dictámenes de la dirigencia de la Conaie.
Los resultados del 13 de abril no solo dependerán de los votos de Pachakutik, sino de quienes se abstuvieron, votaron en blanco o anularon el voto.
Hagan apuestas señores…
