La tasa de ancianos que pasan soledad en Italia dobla la media de Europa

La tasa de ancianos que sufren soledad en Italia duplica la media europea y es un factor que aumenta las posibilidades de cometer suicidios o padecer demencia, depresión o enfermedades cardiovasculares, alertó este lunes el presidente de la Asociación Italiana de Psicogeriatría (AIP), Diego de Leo.

Italia todavía no tiene «un enfoque definido» para afrontar esta realidad «pese a ser el país más envejecido del mundo tras Japón«, y tiene «un impacto comparable del tabaquismo crónico o la obesidad», remarcó De Leo, según declaraciones recogidas por prensa local.

Todo ello encarna «una epidemia social que aumenta el riesgo de demencia en un 50%, y la premortalidad en un 30%», agregó, en vistas al congreso de la AIP previsto entre el 27 y 29 de marzo.

De acuerdo con De Leo, es hora de que se tomen medidas concisas al respecto, como «algunos países que se han dotado de herramientas como directrices o recomendaciones para abordar esta realidad».

Según De Leo, entre los elementos que agravan la situación de soledad entre los ancianos está «la despoblación de los centros históricos» o el cierre del tejido de comercio local y de proximidad.

Esto puede llevar «a la proliferación de estafas contra personas mayores» o a «la discriminación conocida como ‘edadismo'», indica.

De hecho, «los suicidios entre personas mayores son el 37%» del total, pese a que este sector de población «representa el 24%» de ciudadanos de Italia, advierte De Leo.

También señala que los suicidios son muy patentes entre hombres y personas mayores de 80 años.

La tasa de soledad no tiene definición única, aunque suele medirse por varios parámetros sociales y demográficos como el porcentaje de personas que viven solas, falta de apoyo social, valores de soledad percibida o el tiempo dedicado a la interacción social. La valoración del nivel de soledad puede dar paso también a indicadores de salud mental asociados, como los señalados por De Leo.

El 14% de ancianos en Italia no tiene a quién pedir ayuda, y el 12% no cuenta con un entorno al que compartir problemas personales, mucho más que la media europea de 6,1 %, según datos de Eurostat.

De acuerdo con la AIP, los primeros síntomas de marginación social entre ancianos pueden manifestarse con alteraciones del sueño o una mayor frecuencia de pesadillas, lo que puede derivar en depresiones.

Según De Leo, el trastorno de pesadillas «aumenta con la edad», tiene graves consecuencias en la salud mental y su prevalencia es especialmente alta entre mayores de 70 años -del 6,3%-, lo que hace que sean más propensas a intentar autolesionarse o suicidarse. EFE (I)

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