
Quito, Ecuador
“La pasión de matar puede satisfacerte tanto como la pasión de crear… Estamos vivos, real y maravillosamente vivos”. Brandon Shaw, «La soga», 1948.
En el filme La Soga, Alfred Hitchcock narra una historia en tiempo real a través de un solo plano secuencia de 77 minutos. La trama gira en torno a dos estudiantes, que después de una interpretación errónea de la filosofía de Friedrich Nietzche, deciden asesinar a un antiguo compañero de clases para demostrar su supuesta superioridad intelectual.
La obra del director británico-estadounidense ha sido vista como un alegato en contra del fascismo en donde se sugiere, de forma oculta, una relación entre homosexualidad y misoginia. De hecho, los personajes femeninos en este largometraje están humillantemente relegados a un segundo plano en el cual se caracterizan por su indecisión, sumisión, superficialidad y chismorreo.
Esta referencia es particularmente relevante al analizar la serie Adolescencia, de Netflix, que en pocas semanas se ha convertido en un fenómeno de la producción audiovisual actual. El show, creado por Jack Thorne y Stephen Graham, consta de cuatro episodios que exploran las motivaciones detrás del asesinato de una compañera de clase a manos de Jamie Miller, un adolescente de 13 años.
Cada episodio fue filmado en un solo plano secuencia, lo que permite crear una visión multifacética del crimen. A través de esta técnica, la serie reconstruye los eventos desde diferentes perspectivas, incluyendo el arresto de Jamie, la investigación policial y psicológica y finalmente la aceptación del padre y la familia del crimen cometido por el joven.
Se conoce que uno de los primeros planos secuencia en el cine está en la película Amanecer (1927) de Friedrich Wilhelm Murnau. En él, la cámara sigue a un campesino mientras camina por un bosque nocturno para encontrarse con su amante. Este efecto, innovador para la época, sumergió a los espectadores en la trama, convirtiéndolos en partícipes de la misma.
Décadas más tarde, directores como Alfred Hitchcock y Orson Welles, adoptaron esta técnica para desarrollar el concepto de Cine Puro, donde la narrativa visual se convierte en el elemento central de sus obras, más allá del diálogo. Así, la estrategia acerca el cine a la realidad y lo vincula directamente con el teatro, ya que la filmación en plano secuencia requiere una coordinación perfecta, sin cortes ni ediciones.
De ahí que Adolescencia haya generado un gran impacto en las plataformas gracias a su estilo y estética narrativas. Sin embargo, su influencia va más allá de la forma y se adentra en el fondo, ya que aborda una problemática contemporánea: la cultura incel que acecha a los adolescentes en la era digital.
Aunque el término incel se acuñó en los años noventa para describir a los célibes involuntarios (involuntary celibates, en inglés), su popularización en internet y las redes sociales ha llevado a la proliferación de grupos que promueven la misoginia. A pesar de que no todos los miembros de esta subcultura son violentos, existen varios casos en los cuales se incita al odio y se fomenta el desprecio hacia las mujeres.
Es precisamente en este punto donde Adolescencia se relaciona con La soga, al denunciar ciertos comportamientos extremos que permanecen ocultos y se normalizan en determinados círculos cerrados. En la última década, discursos de odio que promueven un tipo de masculinidades tóxicas han ganado terreno en internet. La ideología supremacista masculina, que parecía haber sido cuestionada y superada, ha resurgido entre chicos que están en proceso de construir su identidad como seres humanos, lo que resulta especialmente preocupante.
La serie aborda esta problemática a través de una puesta en escena teatral que revela hechos reales. Stephen Graham, director, guionista y actor del programa, ha mencionado que aunque su obra no se basa en un caso específico, recuerda casos de personas que mataron a jovencitas debido a estas creencias.
Según datos de la revista digital Vox, en 2018, Alek Minassian, de 25 años atropelló a un grupo de personas, en Toronto, Canadá, matando a diez. Antes del crimen, había jurado lealtad a la Revolución Incel en Facebook. Otro ejemplo es el de Jake Davison, de 22 años, quien asesinó a cinco personas a tiros en el sur del Reino Unido en 2021. Davison se sentía socialmente aislado y tenía dificultades para conocer mujeres. En sus redes sociales había publicado referencias a los incels y quejas llenas de odio hacia las madres solteras y su propia madre en particular.
De esta manera, Graham, el creador del programa, ha sabido transformar su experiencia de dolor y discriminación en una carrera artística destacada. Nacido en Liverpool en 1973 y proveniente de una familia mixta irlandesa, escandinava y jamaiquina, el inglés enfrentó acoso constante durante su niñez debido a su origen étnico. Era objeto de burlas y términos ofensivos lo que generó en él sentimientos de inseguridad y rechazo. Atrapado entre dos mundos, Graham nunca se sintió plenamente aceptado ni por su familia blanca, ni por la negra.
Sin embargo en lugar de dejar que estas experiencias lo definiesen, las canalizó en su arte. El regreso a un rol protagónico y creativo en Adolescencia es un ejemplo de cómo ha logrado convertir sus vivencias en una obra auténtica y poderosa. Al compartir esta historia, Graham brinda una voz a aquellos que han enfrentado experiencias de violencia similares, demostrando que el arte puede ser un medio transformador para sanar y conectar con los demás.
Adolescencia trasciende su condición de obra audiovisual innovadora para convertirse en un llamado a la reflexión sobre la problemática de la cultura incel y su impacto en la sociedad contemporánea. A través de su estilo narrativo y su abordaje de temas complejos la serie genera un diálogo crucial sobre la misoginia, la violencia y la importancia de la empatía en la construcción de los valores de los adolescentes. La experiencia personal de Stephen Graham, su creador, es una muestra de cómo el arte inspira y se convierte en un medio poderoso para sanar, conectar con los demás e invitar a la reflexión.