
«Todos han muerto», dice un superviviente de los ataques israelíes contra el norte de la Franja de Gaza durante la noche del miércoles, una de las más sangrientas desde que Israel retomó su ofensiva contra el enclave palestino, en la que al menos 70 personas han muerto bajo los bombas.
Los bombardeos de esta madrugada se cebaron con cinco clanes familiares gazatíes, uno de ellos los Meqbel, la familia de Hasán, que cuenta a EFE que «no ha sobrevivido ninguno», después de que los proyectiles israelíes impactaran contra la casa de su hermana.
En una de las viviendas destruidas por las bombas vivía la hermana de Hasán junto a varios de sus familiares, entre los que había cuatro niños. Nadie ha sobrevivido.
Desde el dolor y la rabia, habla a las puertas del Hospital Indonesio, en Beit Lahia, donde los equipos de emergencia han trasladado los cuerpos de las víctimas de Yabalia, localidad norteña donde se concentraron los ataques más letales.
Este hombre se despertó pasada la medianoche y supo que dos proyectiles habían impactado contra la casa en la que residía su familia, donde él también dormía hasta hace dos semanas: «No tenían nada que ver con Fatah (el partido secular que gobierna la Autoridad Nacional Palestina) ni Hamás, el cohete les llegó directo, no sé por qué».
En el hospital, decenas de personas lloran sobre los sudarios ensangrentados que cubren los cuerpos de sus familiares fallecidos. Los pasillos del centro están anegados de cadáveres y los llantos de los supervivientes son lo único que se distingue entre el murmullo de los presentes.
Las telas blancas que envuelven unos cuerpos se abren y dejan ver los rostros de una mujer y dos niños, uno de ellos un bebé, con los ojos cerrados para siempre.
Esta noche se recordará en Gaza como una especialmente sangrienta, que deja, además de las 50 víctimas en el norte del enclave, otros 13 muertos en bombardeos contra la localidad de Jan Yunis, en el sur.
Ya son más de 52.900 personas, la mayoría niños y mujeres, las que han perdido la vida en Gaza desde el comienzo de la guerra en octubre de 2023, mientras que otras 119.700 han resultado heridas en los incesantes bombardeos del Ejército israelí, según datos del Ministerio de Sanidad gazatí.
Los bombardeos de esta noche han coincidido con el inicio de la gira por Oriente Medio del presidente estadounidense, Donald Trump, que ya se ha reunido con dirigentes árabes como el presidente interino de Siria, Ahmed al Sharaa, o el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salmán.
Hasán denuncia que los líderes árabes se reúnen con Trump y le mandan «dinero y aviones», en lugar de preocuparse por el sufrimiento del pueblo palestino: «Ya no hay Nación Árabe, ¡el Islam ya murió!».
Muerte constante
Otro de los miembros supervivientes de la familia Meqbel que se congregan a las puertas del Hospital Indonesio es Yihad. En sus brazos, sostiene el cadáver de un niño pequeño, su sobrino.
«Mi prima y sus hijos murieron», dice mostrando el cuerpo del pequeño Adam, que fue asesinado junto a su madre y sus hermanos en el bombardeo.
Yihad recibió una llamada a las 2:30 de la madrugada (hora local) para informarle del ataque que había acabado con las vidas de sus familiares, una noticia que le ha sorprendido, porque pensaba que la situación en Gaza iba a mejorar tras la liberación del rehén estadounidense Edan Alexander el lunes.
«Esto ya se hizo un hábito, te dicen que alguien se hizo mártir y contestas ‘pues en paz descanse’, hemos pasado a ser meras cifras para todo el mundo», lamenta.
Señala hacia el interior del hospital y denuncia que no hay medicamentos ni una unidad de sangre para los supervivientes de los ataques. Asegura que ha visto a un niño pequeño, de unos cinco años, «gritando porque no había ninguna inyección sedante».
Dentro del Indonesio, hay heridos que continúan esperando a ser atendidos, muchos de ellos niños. Una niña, tumbada en una camilla, cierra los ojos mientras las moscas se posan en su rostro ensangrentado. EFE (I)