La importancia de las instituciones para el desarrollo

Vista de Seúl en Corea del Sur, tomada en noviembre de 2012. Foto de Pedro Martín Pereira, subida a Flickr.

Carlos Cobo Marengo

Guayaquil, Ecuador

El éxito o atraso económico de los países difiere por sus diferencias en sus instituciones, las reglas y normas que influyen en cómo funciona la economía y los incentivos que motivan a las personas.

Imaginemos a los jóvenes de hoy en un país como Corea del Norte y Corea del Sur y lo que estos esperan de la vida. Por un lado los jóvenes de Corea del Norte crecen en la pobreza, sin iniciativa empresarial, ni creatividad ni una educación adecuada que los prepare para el trabajo calificado. De hecho, gran parte de su educación es propaganda estatal destinada a apoyar al régimen dictatorial bajo el que viven. Al terminar sus estudios deben pasar 10 años en el ejército, y saben que nunca podrán ser propietarios de nada, ni crear una empresa o ser más prósperos. También saben que no tendrán acceso a los mercados en los que puedan utilizar sus habilidades o sus ingresos para comprar cosas que necesitan o desean.

Por otro lado, los de Corea del Sur reciben mejor educación y tienen incentivos que los animan a esforzarse y a destacar en la profesión que elijan. Este país tiene una economía de mercado basada en el respeto a la propiedad privada, saben que si un día tienen éxito como emprendedores o trabajadores, podrán gozar de las ganancias obtenidas de su esfuerzo; mejorando así, su nivel de vida.

Estas reglas distintas, son las instituciones bajo las que viven, mientras que el Sur apoya la actividad económica, la libre empresa y la inversión, el Norte no lo hace.

Las instituciones económicas de los países hoy desarrollados son las que permiten, posibilitan y fomentan la participación de sus ciudadanos en actividades económicas que aprovechan mejor su talento, sus habilidades y que permiten que cada individuo pueda elegir lo que desea, ofreciendo seguridad a la propiedad privada, un sistema jurídico imparcial que proporcione igualdad de condiciones para realizar intercambios y firmar contratos y la libre entrada a nuevas empresas tanto nacionales como extranjeras.

Este principio general es lo que fomenta la actividad económica, el aumento de la productividad y la prosperidad de la gente. Y lo que diferencia y contrasta a Corea del Norte con Corea del Sur, o a los Estados Unidos con América Latina.

Por lo que, si queremos prosperar como Corea del Sur, con oportunidades económicas para todos, no necesitamos más políticos, intervención estatal ni gasto público, sino todo lo contrario, permitir el cálculo económico a los ciudadanos garantizando su derecho a la vida, la libertad y a su propiedad.

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