Petro, la política y la mafia

El presidente de Colombia, Gustavo Petro.

Francisco Santos

Bogotá, Colombia

La criminalidad organizada es la gran amenaza a la democracia en el continente. Hoy, su poder en México es paralelo al del gobierno y ponen gobernadores y alcaldes en la mitad del país. En Honduras y en Guatemala son igualmente poderosos. Lo de Ecuador es un ejemplo de cómo en pocos años pueden copar diferentes sectores. Hoy son prácticamente dueños de la costa pacífica ecuatoriana, donde, sorpresivamente, Gustavo Petro se desapareció unos días.

Los narcos mexicanos hoy operan desde el Río Grande hasta la Patagonia y comienzan a trasladar su modelo económico y político a los países donde no se les confronta o donde tienen gobiernos cómplices. En Venezuela los narcos hacen parte del régimen, operan con total impunidad y distribuyen sus utilidades con generales, coroneles, capitanes, presidentes, gobernadores, alcaldes ministros y todo funcionario público necesario. Obvio, en Cuba y Nicaragua también, así lo disfracen de revolución. Lo de Venezuela es el descaro y lo de Ecuador es el nuevo modus operandi.

¿Y Colombia? Vamos hacia la mexicanización del país. El pacto de La Picota está en pleno desarrollo y todos esos años de lucha contra el narcotráfico van a ser apenas un recuerdo. La lucha de décadas de Colombia para que Pablo Escobar, Gonzalo Rodríguez Gacha o Miguel Rodríguez Orejuela no se tomaran el país no va servir de nada. Sus herederos hoy tienen un gobierno amigo, muy amigo y tienen un gran aliado en la casa de Nariño.

Triste, muy triste que el sacrificio de todos esos periodistas, políticos, fiscales, jueces, magistrados, policías y militares asesinados por enfrentarse al narcotráfico vaya a ser en vano. ¿Qué decirle a la familia del periodista Guillermo Cano y la de tantos otros comunicadores asesinados por la mafia? ¿O a la del magistrado Alfonso Reyes y tantas otras de magistrados, jueces y fiscales asesinados por la mafia? ¿O la del general Valdemar Franklin Quintero, el procurador Carlos Mauro Hoyos, el ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla y el gobernador de Antioquia Antonio Roldán Betancur? Estos son unos pocos nombres de decenas de miles de víctimas del narcotráfico que creyeron en la democracia, en las instituciones que hoy el gobierno deshace y entrega.

¿Es casualidad el proyecto de ley que va a beneficiar totalmente a los narcos y a la criminalidad organizada? No. ¿Casualidad el atentado contra Miguel Uribe? No. ¿Casualidad la salida de unos narcos de la cárcel por orden del Presidente para ir a una manifestación suya en Medellín? No. ¿Casualidad que las hectáreas de coca hayan subido de 200 mil a 260 mil en estos tres años? No. ¿Casualidad que las toneladas métricas de coca exportadas por Colombia del 2022 al 2025 hayan subido de 1770 a 2600? No. ¿Casualidad la zona binacional que crearon Petro y Maduro donde está el Catatumbo región productora del 30 por ciento de la coca de Colombia? No.

En México durante años dejaron que los narcos se tomaran zonas enteras. Luego los enfrentaron, pero con una fuerza armada que no estaba preparada, por el contrario, totalmente infiltrada, y sin una justicia capaz, comprada, amenazada o asesinada. El anterior presidente, Andrés Manuel Lopez Obrador, dio el paso de integrarlos como parte fundamental de su proyecto político; hoy, son una parte del nuevo PRI, que se está construyendo con la destrucción del sistema judicial.

En Ecuador pasó lo mismo. Rafael Correa acabó con todo el control al narcotráfico que se hacía desde la base de Manta, remember Petro el desaparecido, y en pocos años el país más tranquilo de la región pasó a ser uno de los más violentos, incluso con el asesinato de candidato presidencial.

Colombia va en ese camino, no se equivoquen. El petróleo es peor que el narcotráfico, dijo Petro en Naciones Unidas. El Pacto de la Picota, que nunca será investigado, por lo menos con la actual fiscal de bolsillo, no es un invento, fue una reunión del hermano del presidente con los narcos allí encarcelados.

¿Qué creen van a hacer los narcos cuando les manden a decir, ya sabemos desde donde, o nos ayudan con recursos y votos o van a perder los privilegios que tienen? ¿Qué van a hacer los narcos cuando haya un candidato que pueda derrotar al de Petro? Ya lo hicieron con Miguel Uribe, poco les va a costar con cualquier otro.

Increíble que esto no sea parte de la discusión política nacional e internacional. Colombia se convierte poco a poco en un narco estado, con la mirada complaciente del gobierno; acabó la erradicación de coca, me faltó decir, y en el 2026 todo este poder va a entrar a actuar. Claro, Petro distrae con una supuesta invasión de Perú, por un lado, pero por el otro, entrega a Venezuela, a los narcos y al Eln el Catatumbo. ¿No les queda claro?

Repito, las elecciones del 2026, si las hay, pues todavía no tengo claro que Petro se vaya, van a ser distintas. La oposición se va a enfrentar al elegido por Petro, y a unos narcos y a una guerrilla empoderados con esa “paz total”. ¿Creen que las elecciones de 1990 fueron violentas? Esperen lo que viene. Con un gobierno que no va a proteger al ciudadano indefenso o a la oposición, vamos a ser carne de cañón. La democracia está juego y la libertad cuesta, hasta la vida. Ojalá no sea así, pero no me hago ilusiones.

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