
Bogotá, Colombia
La formula es fácil, y ya está probada en todos los escenarios: meten un inocente sapito en una agua fría deliciosa, donde el sapito disfruta y nada feliz; poco a poco calientan el agua, el sapito piensa, “qué delicia, el agua ya no está tan fría”, no se da cuenta hasta que lo hierven y luego lo sirven, convertido en unas deliciosas ancas de rana que el cocinero prepara.
Eso nos está pasando en Colombia. Los Sarmiento, los Ardila, los Santos, los Santodomingo, los Cortés, los Gilinsky, los Barberi, los Caicedo, los Daes, los Char y millones más de colombianos de clase alta, media y baja que creen en la democracia y en la libertad nadan tranquilos – o, está bien, un poco intranquilos- en esa agua que poco a poco hierve, pensando “en el 2026 la volvemos a enfriar”. No se dan cuenta del escenario que vivimos y que lo que pasó, la condena de Álvaro Uribe, le sube el calor al agua casi que a un punto de no retorno.
No quiero centrarme en los horrores del juicio o en los prevaricatos que la juez cometió, ya otros escribirán sobre esto. El solo hecho de que la juez tuvo que escribir 75 páginas diarias, si el fallo es de mil páginas, como dijo, y solo empezó a escribirlo cuando terminaron la audiencias, muestra que detrás de esto hay toda una maquinaria política que logró su objetivo. Prefiero que miremos cómo llegamos acá y para dónde vamos. La perspectiva sobre este hecho muestra claramente el peligro en que está la libertad y la democracia en Colombia.
Comencemos por la elección de esta Fiscal. ¿Se les olvida la asonada que el mismo gobierno incentivó contra la Corte Suprema de Justicia para que ésta tomara una decisión rápida sobre quién iba a reemplazar al Fiscal Barbosa? La Corte Suprema se había tomado años para nombrar Fiscal General, el caso de Uribe como presidente y su terna es un ejemplo, para lograr fiscales supuestamente independientes o con mejor calificación para llegar a ese cargo. Gustavo Petro entendió la necesidad de lograr rápidamente el nombramiento de un Fiscal de bolsillo para iniciar el proceso que terminó ayer lunes. Las hordas que asonaron el Palacio de Justicia hicieron su labor: la Corte se amedrentó y le entregó a Petro su trofeo.
La condena de Uribe manda varios mensajes a la sociedad colombiana: primero, si cayó Uribe cualquiera puede caer, así que pórtense bien con el Gobierno pues la Fiscal les arma un proceso. Segundo, tenemos una Fiscal que opera de acuerdo con las necesidades políticas del Presidente, así que ahora que los llamemos para prolongar este gobierno, o poner un sucesor, como la Sheinbaum en México, por favor nos ayudan o ya saben lo que les puede pasar. Tercero, ¿necesita que le armemos un lío jurídico a un enemigo suyo? Le hacemos el favor con una condición, de ahora en adelante es un aliado incondicional del Gobierno y de Petro, sin cuestionar nada. Así funciona la justicia con Petro como jefe.
La justicia no ha sido libre de este pecado en otros gobiernos. El presidente Santos cooptó a la Corte Constitucional, hasta el punto de que su presidente, Alejandro Linares, filtró a los medios decisiones que perjudicaban a Álvaro Uribe; es más, esa cooptación le permitió cambiar la Constitución, obviando los mecanismos legales, y le permitió un golpe de Estado cuando Colombia le dijo NO en el plebiscito sobre el acuerdo de paz. Estaban en el bolsillo del Presidente y o guardaron silencio con el golpe de estado o permitieron cambios ilegales a la Constitución.
Podemos hablar también de la cooptación de la Corte Suprema por parte de Santos. Él inició y fomentó este proceso que culmina con la condena de Uribe, la cual sin duda celebra, como lo celebra su nuevo mejor amigo (no olviden esa traición), Maduro, heredero de Hugo Chávez.
Pero miremos otros sectores del Estado donde calientan la olla. El sistema electoral está en la mira. ¿Ustedes creen que es casualidad que Petro, ahora, esté cuestionando el sistema electoral? Ya han comenzado a apretarlo en el aspecto financiero. Así como no mandan los recursos para pagar los pasajes de los congresistas (sin duda otro mecanismo de presión), también restringen los recursos para el sector electoral. Esto apenas está comenzando, tengan la seguridad de que vienen mas amenazas y presiones contra el sistema electoral. Afortunadamente hay un gran señor como Registrador, Hernán Penagos, pero él solo no puede contra un presidente y unos ministros a los que no les importa violar la ley para lograr sus objetivos. ¿Cómo defendemos el sistema electoral, el gran objetivo hoy?
La zona común con Venezuela en el Catatumbo tampoco es casualidad. Esa decisión es la legitimación del poder de los narcos, el ELN y las Farc en esa zona vital del país, donde además se producen al año entre 12 y 15 mil millones de dólares de coca, la cual se refina, se negocia y se exporta desde Venezuela. ¿A quién le entra ese recurso? Al Eln, a los narcos, a las Farc y a Maduro. El atentado contra Miguel Uribe, cuyo responsable político es Petro, tampoco es casualidad. El pacto de la Picota, con salida de mafiosos de la cárcel a la plaza donde petro da discursos, está en plena ejecución. Adivinen quién gana y queda con aliados con recursos y con armas. No nos hagamos los de la vista gorda, Petro se eligió con dinero de la mafia y busca seguir en el poder con esa ayuda. Más fuego a la olla.

¿Quieren más evidencias de cómo Petro construye su permanencia en el poder? ¿Se les olvida que quiso ser Congreso y Cortes y, por ahora, no lo ha logrado? Triste decirlo pero seguimos dormidos como si lo que queda del 2025 y lo que sigue del 2026, hasta las elecciones, fuera un tiempo normal. Yo creo que se va a parecer, y va a ser mucho peor, que 1990, cuando asesinaron candidatos. Ahí, Petro suspende las elecciones. No hay garantías, será la razón que dé para hacerlo, a pesar de que él mismo, como presidente, no sólo se encargó de no darlas sino que, como sucedió con Miguel Uribe, fue cómplice en lo político y la entidad encargada de su seguridad cómplice en la protección.
Hierve el agua, ¿será que nos despertamos?