Camisa de fuerza

Juan José Pons

Guayaquil, Ecuador

El gobierno de 10 años de la revolución ciudadana dejo al país maniatado a un modelo político, económico y social fracasado como lo demostró la caída del muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética.

La camisa de fuerza política que inmovilizó al país fue la Constitución de Montecristi que abrió el camino a todas las reformas legales del sistema político que les permitía meter la mano y manipular todas funciones del estado para crear lo que el mexicano Octavio Paz describió como el Ogro Filantrópico refiriéndose al estado mexicano creado por el PRI.

Esa camisa de fuerza le dio el control total del país durante sus diez años de gobierno directo, pero también dejó incrustada en la estructura institucional del Ecuador una red de funcionarios convencidos y eficaces gestores del bloqueo a cualquier iniciativa que libere a la ciudadanía de las amarras creadas. Esa estructura humana no solo que bloquea a cualquier proceso de liberación del pueblo ecuatoriano sino que también funciona como una malla de encubrimiento de las fechorías efectuadas y de las nuevas que se han generado con la serie de actividades ilícitas producto del narcotráfico, lavado de dinero y muchas otras formas de delinquir.

La realidad del Ecuador de hoy en el mundo de hoy demanda un cambio de modelo que libere las fuerzas sociales y productivas del país que destruya al OGRO FILANTROPICO ecuatoriano que como HOUDINI se libere de las camisas de fuerza y amarras que nos someten y podamos los ecuatorianos dirigir nuestra energía a las iniciativas que las grandes oportunidades que  nuestro Ecuador ofrece generando crecimiento económico con bienestar social.

Esto demanda un trabajo conjunto de todos los ecuatorianos como en FUENTE OVEJUNA, TODOS A UNA: unirnos con el mismo entusiasmos que lo hacemos para apoyar a TRI o para apoyar el bolón de verde y al encebollado en el concurso de un influencer, para apoyar un proceso de verdadera transformación a la modernidad que exige hoy el enorme desarrollo de la tecnología, el desafío del cambio climático y la realidad de la geopolítica pragmática que impera hoy en el mundo.

Las instituciones encargadas de velar por la institucionalidad de nuestro país deben reconocer estas realidades y sumarse a la causa de tal forma que el proceso de actualización y renovación del país sea viviendo una paz democrática y productiva que respete las libertades de los ciudadanos.

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