Santiago Roncagliolo: «La violencia forma parte del ADN latinoamericano»

MADRID, 25/02/2016.- El escritor peruano Santiago Roncagliolo durante una entrevista con efe sobre su nuevo libro, "La noche de los alfileres", un "thriller" ambientado en la violenta Lima de los años noventa y protagonizado por cuatro adolescentes a los que una venganza se les va de las manos. EFE/Zipi

Madrid, (EFE).- El escritor peruano Santiago Roncagliolo se mete en la piel de cuatro adolescentes en «La noche de los alfileres», una novela que tiene mucho de «thriller» y de humor negro y que está ambientada en la Lima convulsa de los años noventa, cuando era «una ciudad sitiada, con bombas y apagones»

«La violencia forma parte del ADN latinoamericano. Es verdad que América Latina, en general, es mucho mejor hoy que cuando yo era niño, pero la violencia nunca desaparece, sólo se transforma», afirmado hoy Roncagliolo (Lima, 1975) en una entrevista con Efe con motivo de la publicación de su nueva novela.

Considerado uno de los escritores latinoamericanos más destacados de su generación, Roncagliolo había sido hasta ahora «un novelista pudoroso», pero en su nuevo libro, editado por Alfaguara, se nutre «directamente» de su memoria y de sus experiencias de adolescente, quizá porque tiene «cuarenta años» y es «tiempo de mirar hacia atrás».

Y quizá también porque tiene dos hijos, de siete y cuatro años, y lo que ha vivido hasta ahora «cobra un sentido diferente». «Tratas de explicarles de dónde vienes y quién eres», asegura el autor de «Abril rojo».

Narrada con crudeza y humor, «La noche de los alfileres» es una historia de iniciación en el sexo y la violencia, que le da pie al autor para reflexionar sobre el poder, la rebelión, la masculinidad y la soledad.

Protagonizada por cuatro amigos que estudian (es un decir) en el colegio de los jesuitas de Lima, el mismo al que fue Roncagliolo, la novela refleja las contradicciones propias de los adolescentes, sus inseguridades y angustias y su obsesión por el sexo.

La primera versión del libro «fue más corta, más directa», pero luego se dio cuenta de que tenía que «explorar la psicología de los personajes para que todo se volviera cada vez más violento y explosivo», dice el autor de novelas como «Pudor» o «La pena máxima».

Lima era en los noventa «una ciudad sitiada, con apagones, con bombas, y era como una materialización de todo lo que estaba pasando dentro de esos adolescentes, de sus rebeliones y del revolcón emocional que viven interiormente».

Pero también le interesaba esta ciudad sitiada «pensando en Europa».

Según Roncagliolo, el Viejo Continente se parece mucho al barrio limeño donde viven los protagonistas: «Hay una guerra alrededor y Europa levanta muros, pone alambradas, se fortifica pero igual la violencia entra. Hay atentados, hay yihadistas y gente de extrema derecha disparando o quemando lugares».

Carlos, Beto, Manu y Moco, los personajes de su nueva novela, «están desbordados por emociones que no controlan», y ese descontrol los lleva a planear una venganza que se les va totalmente de las manos.

Roncagliolo asegura que el mundo en que viven sus hijos «es mucho más amable» que en el que él creció. En su entorno actual «hay padres de familia gais», pero cuando él era niño «a los homosexuales se les pegaba».

«En mi colegio abucheaban públicamente a los homosexuales, los torturaban. Yo mismo era sospechoso de serlo, porque no jugaba al fútbol, me gustaba leer».

«Yo me sentía solidario con los homosexuales porque al final acabábamos todos en la biblioteca, a la que yo iba para leer y en la que ellos se refugiaban porque era el único sitio que no pisaban nunca los matones», recuerda el novelista y articulista.

Narrada en primera persona, pero a cuatro voces, la novela reúne a los amigos veinte años después de aquella venganza que los marcó para siempre.

«En un entorno tan machista y tan reprimido como el de aquel colegio era obligatorio ostentar la masculinidad, ser un machote, y la manera de expresarlo era hablando de sexo o siendo violento», dice Roncaligolo tras aclarar que su novela «no es anticlerical porque, en realidad, los curas eran mucho más civilizados» que los alumnos.

«Hoy en día Perú es un país mucho mejor, muy positivo y optimista, pero los novelistas también escribimos para recordar cómo éramos antes y que no se olvide. Hay que contar cómo fue para que otros no tergiversen la historia», concluye. EFE

(I)

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