Ante presión pública, alcalde cancela maratón de Nueva York

El alcalde neoyorkino Michael Bloomberg trató de vender el maratón de Nueva York como un triunfo simbólico para la ciudad tras la devastadora tormenta, al invocar dic conocidos símbolos —su antecesor Rudy Giuliani y los atentados del 11 de septiembre de 2001.

El ex alcalde, dijo Bloomberg, tomó la decisión correcta al cancelar el maratón menos de dos semanas después de los atentados terroristas de 2001.

«Unió a la gente, y tenemos que hallar las formas de expresarnos nosotros mismos y mostrar nuestra solidaridad mutua».

Luego, siguió hablando.

«Uno tiene que seguir adelante y hacer las cosas, y uno se puede entristecer, uno puede llorar y reír al mismo tiempo», dijo.

Y una vez más, muchos en la ciudad se mostraron avergonzados al escuchar otro comentario que reforzó la constante crítica de que el empresario multimillonario de Nueva York hace oídos sordos ante el sufrimiento durante épocas de crisis. El viernes, cuando el alcalde enmendó el camino tres horas después y canceló el maratón más concurrido del mundo, de antemano había ofendido a muchos neoyorquinos afectados por las inundaciones.

«No tiene idea de la realidad que todos los demás estamos enfrentando», dijo molesta Joan Wacks, cuyo apartamento ribereño en Staten Island se hallaba bajo 1,22 metros (4 pies) de agua. «Se supone que sea el alcalde de toda la ciudad, pero en realidad es el alcalde de Manhattan».

Fue un inusual cambio de postura de Bloomberg, que es conocido por aferrarse a sus decisiones, sin importar que resulten poco populares. Se ha ganado la reputación como un pragmático eficiente e independiente en el cargo, un filántropo e innovador en cuanto a salud pública, y ha recibido elogios por la manera en que la ciudad se preparó para la tormenta.

Pero en ocasiones, los ciudadanos critican que carece de empatía por la gente a la que gobierna.

Melanie Bright, que pasó tres días sin electricidad y agua caliente, dijo que el alcalde no comprende la situación.

«Piensa que deberíamos seguir con nuestras vidas, pese a que la gente lo ha perdido todo», dijo.

Al final, Bloomberg canceló la competición.

Pero para Eddie Kleydman, que avanza entre pilas de muebles inservibles en una calle de Staten Island, el cambio de último momento del alcalde no fue suficiente.

«A él le interesa el maratón. A mí contar con electricidad», dijo Kleydman. «Así que lo canceló. Debería venir y ayudarnos a limpiar».

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