Petroamazonas perfora pozo en campo Tambococha, en el parque Yasuní

La empresa petrolera estatal de Ecuador Petroamazonas informó hoy de que inició la perforación del pozo Tambococha-2, ubicado en el llamado bloque B3, en el parque nacional Yasuní, una zona de alta concentración de biodiversidad en la provincia de Orellana, en el este de la Amazonía ecuatoriana.

Este forma parte del desarrollo del proyecto Ishpingo-Tambococha-Tiputini (ITT), una iniciativa que busca explotar crudo del Yasuní con el menor impacto ambiental posible y el uso de la mejor tecnología disponible.

El Tambococha-2, según un comunicado de Petroamazonas, «alcanzará una profundidad de 6.000 pies en un tiempo estimado de ocho días, con una inversión de 3 millones de dólares».

El campo Tambococha estima reservas y recursos contingentes de, al menos, 287 millones de barriles de petróleo y su plan de desarrollo incluye la construcción de cuatro plataformas, donde se ubicarán 97 pozos petroleros con la técnica de perforación en racimo, con la finalidad de disminuir significativamente el uso de espacio en superficie.

Además, entre las medidas ambientales se incluyen un acceso ecológico que incorpora pasos deprimidos y puentes de dosel para permitir el tránsito de la fauna, además de la siembra de planas propias de la zona en los taludes y la vigilancia permanente de la naturaleza mediante cámaras especiales.

En 2017, Petroamazonas obtuvo una producción de 43.000 barriles diarios de petróleo del pozo Tiputini, también el Bloque 43 ITT, que inició su producción en el tercer trimestre de 2016.

El campo ITT cuenta con reservas y recursos estimados en más de 1.672 millones de barriles de petróleo, lo que lo convierte en el mayor proyecto de desarrollo de explotación petrolera del país.

Este proyecto tomó importancia en 2007, cuando el expresidente ecuatoriano Rafael Correa lanzó entonces una propuesta para dejar bajo tierra el crudo en esa zona, a cambio de una compensación de la comunidad internacional que permitiría proteger el Parque Yasuní.

Con ello, Ecuador pretendía evitar la expulsión a la atmósfera de 407 millones de toneladas de dióxido de carbono, que se generaría con la combustión del crudo.

El compromiso de la comunidad internacional no cubrió las espectativas y la iniciativa fracasó, por lo que el Gobierno ecuatoriano puso en marcha un «plan B» que suponía la explotación del ITT con la mayor responsabilidad ambiental y social posible, afectando un área menor al uno por mil, del millón de hectáreas que forman el Parque Yasuní.

El Gobierno justificó el proyecto petrolero por los importantes recursos que obtendría de la explotación del yacimiento, pese a las críticas de ambientalistas y grupos indígenas que temen daños ambientales y sociales en esa zona declarada reserva de la Biosfera.

El petróleo es el principal producto de exportación de Ecuador y base importante para la financiación de su presupuesto fiscal. EFE

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