Montevideo quiere conservar uno de los últimos vestigios de la vida de Gardel

Montevideo quiere declarar Bien de interés municipal la Villa Yerúa, uno de los últimos vestigios de la vida del máximo representante del tango, Carlos Gardel, en la que veraneaba a finales de la década de 1920.

Con este fin, el Gobierno del departamento de Montevideo remitió a su Junta Departamental un proyecto de decreto para lograr esas declaración.

El chalet, ubicado a pie de playa frente al arenal de Malvín en la capital uruguaya, pertenecía a un buen amigo del artista, Francisco Maschio, quien solía acoger como invitado a Gardel en los meses de verano.

La Villa Yerúa fue originalmente un «stud», un lugar para el entrenamiento de caballos de carreras en las playas y en la década de 1920 albergó reuniones de personalidades vinculadas a la hípica y al ámbito artístico.

El edificio fue expropiado en 1960 por el Gobierno Departamental (Intendencia) de Montevideo y estuvo alquilado como vivienda particular hasta 2012.

«Hasta hace poco estaba ocupada como vivienda. No es que esté hecha un desastre, pero requiere una inversión importante para su conservación», explicó a Efe el director de Promoción Cultural de la Intendencia de Montevideo, Gonzalo Halty.

Según la resolución del Gobierno del departamento de Montevideo en la que se aprueba el envío del proyecto de decreto para su evaluación, se entiende «conveniente y oportuno» revertir la «situación de deterioro» del inmueble debido a su valor «tangible e intangible» así como por su «ubicación privilegiada».

La iniciativa para la protección y conservación de uno de los últimos vestigios físicos que quedan de la vida de la figura más representativa del tango surgió de una asociación vecinal de la zona, que defiende el valor «histórico» de la construcción debido a que Gardel disfrutaba allí de sus vacaciones.

El futuro del inmueble podría pasar por convertirlo en un atractivo turístico de la ciudad y los proyectos que se estudian pivotan sobre la intención de establecer en él un museo que abarque tanto la vida de Gardel como la historia del tango.

«Hemos tenido reuniones con gente vinculada a la Academia del Tango de Uruguay y con expertos (…) lo suyo sería el anclaje entre el tango y Gardel pero hay que definir cómo será el proyecto de gestión y la parte pública y privada», dijo Halty.

Una de las implicaciones más importantes de la declaración como «Bien de Interés Municipal» para este emblemático edificio es que no podría ser demolido.

El pasado 24 de junio se cumplieron ocho décadas de la muerte de Gardel y, a modo de homenaje, la capital uruguaya inauguró una escultura de «El Mago» en la céntrica avenida 18 de julio, una de las calles más ajetreadas y populares de la urbe, en la que se le ve sentado en una mesa tomando un café y con una silla vacía a su lado.

Si bien se conocen la fecha y el lugar de la muerte de Gardel, el 24 de junio de 1935 en un accidente de avión en Medellín (Colombia), el lugar de su nacimiento sigue generando controversia en la cuenca del Río de la Plata.

Los uruguayos defienden que «El Mago» nació en el Valle Edén de Tacuarembó (norte de Uruguay) de una relación ilegal entre María Lelia Oliva y Carlos Escayola, jefe militar y político de la ciudad, quien no reconoció la paternidad del artista, y que supuestamente entregaron a Berta Gardes para que lo criase.

En la otra orilla del Río de la Plata, en Argentina, se defiende la versión de que Gardel nació en la ciudad francesa de Toulouse y que Gardes, a la que consideran su madre biológica, emigró a Buenos Aires y solicitó la nacionalidad argentina para la voz del tango.

Sea como fuere, con Gardel nació fue una estrella que unió al Río de la Plata en la pasión por la obra de un artista cuyo legado nunca morirá. EFE (I)

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