Primera pugna de poderes en la nueva democracia egipcia

EL CAIRO (AP) — El máximo tribunal de Egipto insistió el lunes en que su fallo, que llevó a la disolución del Parlamento dominado por los islamistas, es definitivo y obligatorio, con lo que quedó montado el escenario para un enfrentamiento con el presidente del país, recién elegido.

El anuncio, por la televisión estatal, se produjo un día después que el presidente Mohamed Morsi, convocó sorpresivamente a la legislatura para que se reúna, en desafío de la decisión el mes pasado de la Corte Suprema de disolverla.

Morsi también desafió así la decisión del poderoso ejército de disolver el Parlamento después del fallo del Tribunal Supremo Constitucional, que decidió que un tercio de sus miembros habían sido elegidos de manera ilegal.

Sin embargo, el presidente y los altos mandos militares se presentaron juntos el lunes durante una ceremonia de graduación militar.

Morsi se sentó entre el jefe de las fuerzas armadas, el mariscal Hussein Tantawi y el jefe del Estado Mayor Sami Anan. Los tres estuvieron sombríos durante la mayor parte de la ceremonia, pero Tantawi y Morsi intercambiaron algunas palabras mientras estuvieron sentados en la tribuna.

Los magistrados de la Corte ratificaron su decisión en una reunión de emergencia, momentos después de que el presidente del Parlamento egipcio disuelto —y dominado por islamistas_, convocó a una sesión de la legislatura el martes.

Tanto Morsi como el-Katatni son miembros de mucho tiempo de la Hermandad Musulmana, un grupo fundamentalista que desde hace años tiene conflictos con los militares. Junto con otros islamistas tiene la mayoría de los escaños parlamentarios.

La decisión de Morsi parecía ser un intento de ejercer su autoridad como presidente y un desafío directo a los generales que gobernaron el país durante 16 meses después del derrocamiento del antiguo líder autoritario Hosni Mubarak. Ellos entregaron el poder a Morsi hace menos de dos semanas, pero continúan manteniendo poderes sin igual en el país.

La pugna amenaza con devolver al país a una nueva ronda de inestabilidad, quizás de violencia, 17 meses después de la salida de Mubarak en una revuelta popular.

El edificio del Parlamento estaba bajo vigilancia policial el lunes, aunque muchos partidarios de Morsi se reunieron en el exterior. Muchos diputados islamistas, que combinados tienen más del 70% de los escaños de la legislatura, han dicho que asistirían a la sesión del martes. Los legisladores que no son islamistas, sin embargo, se inclinaban hacia un boicot.

«¿Cómo podemos asistir, en violación de un fallo judicial?», dijo Imad Gad, un legislador secular. «Debe haber respeto a la ley y a las instituciones del Estado», agregó.

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