La negociación nuclear con Irán entra en un periodo decisivo

Teherán, 4 may (EFE).- Las negociaciones nucleares de la comunidad internacional con Irán entran en un momento clave este mes, plagado de citas en las que se verá si las partes tienen la voluntad y capacidad de acordar un texto que ponga fin a una década de crisis y sanciones.

En los próximos días la República Islámica y el Grupo 5+1 iniciarán la redacción del que debería ser el pacto final y en unas semanas expira el plazo para el cumplimiento del acuerdo entre Irán y el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) para una mayor transparencia del programa nuclear iraní.

Un equipo de inspectores del OIEA, encabezado por Masimo Aparo llegará esta noche a Irán para inspeccionar mañana y pasado la mina de uranio de Saghand y la planta de procesado de concentrado de uranio de Ardakan, ambas en la provincia central de Yazd.

Estas visitas son dos de los siete puntos de transparencia acordados el pasado febrero entre Irán y el organismo internacional con sede en Viena que deben cumplirse antes del próximo 15 de mayo y que Teherán ha asegurado que cumplirá.

Entre los puntos a cumplir antes de dos semanas están también la entrega del Cuestionario de Información de Diseño del reactor IR-40 de Arak y de un plan para proveer salvaguardas de que ese reactor no se utilizará con fines militares.

Bajo ese y el anterior acuerdo firmado con el OIEA en noviembre, Irán también ha permitido en los últimos meses a los inspectores internacionales acceder por primera vez a la mina de uranio de Gachín, en el sur del país, y debe permitirles entrar en el Centro de Láser de Lashjarabad y entregar información detallada sobre varias de sus actividades nucleares.

El portavoz de la organización atómica iraní, Behrouz Kamalvandi, aseguró esta semana que el país «cumplirá con sus compromisos en tiempo. La mayoría ya se ha hecho y el resto se hará antes del 25 de ordibejesth (15 de mayo en el calendario solar persa)».

En paralelo al aumento de la transparencia y apertura del programa nuclear iraní, siguen desarrollándose las negociaciones con la comunidad internacional representada por el Grupo 5+1 (los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU -EEUU, Francia, Reino Unido, Rusia y China- más Alemania) que avanzan «positivamente» según las partes y que este mes entran también en una fase clave.

Mañana, los equipos técnicos se encontrarán en Nueva York -donde participan en el comité preparatorio para la Conferencia de Revisión del Tratado de No Proliferación- e iniciarán una de las tareas más complicadas de sus seis meses de trabajo, la redacción del borrador final.

Tras tres días de debates técnicos sobre el texto definitivo, el tema pasará a la mesa política en Viena, donde los negociadores nucleares de las seis potencias e Irán volverán a reunirse los próximos 13 y 14 de mayo.

El acuerdo debería estar listo y firmado para el próximo 20 de julio, si bien las partes pueden decidir prorrogar las negociaciones seis meses más.

Irán está interesado en cerrar lo antes posible un trato que permita el levantamiento de las sanciones internacionales, principal promesa electoral del presidente Hasán Rohaní.

Tanto Rohaní como su ministro de Exteriores y jefe negociador, Mohamad Yavad Zarif, han mostrado reiteradamente su creencia de que puede llegarse a un acuerdo en el plazo marcado.

Además de la cuestión económica, las negociaciones están teniendo un coste político importante para el Gobierno, que se enfrenta, semana sí, semana también, a críticas del conservador Parlamento y a llamamientos de los radicales a no ceder terreno en el campo atómico.

Entre los aspectos controvertidos que quedan por resolver está el futuro del reactor de agua pesada de Arak, en el este del país, que una vez en marcha podrá generar plutonio que Occidente teme pueda ser utilizado como combustible para armas nucleares.

El presidente del Organismo de Energía Atómica de Irán, Alí Akbar Salehí, señaló recientemente que Irán está dispuesto a «rediseñar» la planta para reducir en una quinta parte su producción de plutonio.

Las críticas no han tardado en llegar, entre otros del exdirector de la agencia atómica iraní Fereydun Abasí, que aseguró anoche que «el equipo negociador no debe darse por vencido con el reactor de Arak, pero parece ser que están dando muchos pasos para atrás. El reactor debe completarse y seguir con su trabajo, con la misma estructura que tenía y sin cambios».

Salehí ha respondido a las críticas asegurando que, aunque se reduzca su producción de plutonio, Arak «preservará su naturaleza como un reactor de agua pesada» y no será modificado para convertirse en uno de agua ligera.

El acceso de inspectores a la base militar de Parchín es otro de los temas a resolver.

Hasta ahora, Irán ha negado el acceso alegando que no se trata de una instalación nuclear y que, además, los inspectores ya la han visitado en dos ocasiones, pero Salehí cambió el tono hace un par de semanas y señaló que su país «no tiene ningún problema» en permitirlo.

El límite, el grado y cantidad de enriquecimiento de uranio es otro de los puntos a decidir y, según el jefe de la organización atómica iraní, está ya prácticamente resuelto.

Otra de las cuestiones pendientes, y una de las más controvertidas, es la relacionada con el programa balístico iraní, pero ese es un frente en el que Teherán se cierra por completo: el diálogo nuclear, insiste, debe limitarse al programa atómico, el desarrollo militar iraní no está sujeto a negociación alguna. EFE

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