Israel sufre su peor revés militar desde 2006

Soldados israelíes cargan el ataúd del sargento Nissim Sean Carmeli durante su funeral en el cementerio militar de Haifa, en el norte de Israel, el lunes 21 de julio de 2014. (Foto de AP/Oded Balilty)

JERUSALEN (AP) — Durante cerca de dos semanas, Israel estaba inundado de confianza y orgullo: El sistema de defensa Domo de Hierro estaba interceptando los cohetes que Hamas enviaba por los cielos, las fuerzas armadas tenían éxito repeliendo los intentos de infiltración desde tierra y mar, y el enfrentamiento con Hamas casi no había causado bajas en Israel.

Pero eso ha cambiado rápidamente luego de que al menos 25 soldados murieran y muchos más sufrieran heridas, un resultado predecible pero desconcertante de la decisión anunciada el jueves de enviar soldados y tanques hacia Gaza, un territorio gobernado por Hamas.

En un país donde el servicio militar es obligatorio para la mayoría de los ciudadanos y las bajas en las fuerzas armadas son consideradas tan trágicas como las civiles, la reacción a esos reveses fue inmediata. Periódicos y noticieros están llenos de imágenes e historias de los caídos, la mayoría son jóvenes recién salidos de la preparatoria, y de entrevistas con los padres ahora preocupados por sus hijos en peligro.

La angustia por la mayor cantidad de muertes en las fuerzas armadas desde la guerra del Líbano en 2006 se mezcla ahora con otras emociones: por un lado, una fuerte ola de determinación para continuar los esfuerzos y acabar con los ataques con cohetes desde Gaza; por otra la sensación de que se está cerca de un atolladero.

«Esto es feo y no se trata de un paseo por el parque», dijo Alon Geller, interno de un despacho legal que vive en el centro del país. «Pero tenemos que finalizar la operación. Si nos detenemos ahora antes de lograr nuestra meta, los soldados habrán muerto en vano».

Pero el periódico Haaretz advirtió contra expandir la misión y la «matanza indiscriminada» de civiles palestinos. «Las suaves arenas de Gaza podrían volverse arenas movedizas», señaló el lunes en un editorial. «Aquí no habrá victoria. Israel debe limitar el tiempo que permanezca en la Franja».

Entre los israelíes siempre hay consenso en torno a los ataques aéreos como el remedio al lanzamiento de cohetes, al que se considera irracional e indignante. Las bajas palestinas a consecuencia de las incursiones por aire —más de 500 en dos semanas, muchas de ellas civiles— se atribuyen en general a Hamas, que coloca lanzadores en zonas civiles.

Pero una invasión terrestre a Gaza es otra historia y el gobierno dudó claramente antes de tomar ese riesgo. Combates casa por casa, tanques expuestos en campo abierto, el peligro de que un soldado sea secuestrado para que se le intercambie por miles luego de años en cautiverio. Es un escenario desalentador.

El gobierno consideró necesario correr el riesgo porque pese a todo el daño causado a Gaza por el bombardeo aéreo, los ataques de Hamas con cohetes no cesaron. Autoridades israelíes también creyeron que le opinión pública comprendería luego de que Hamas rechazara una propuesta de cese al fuego que Israel había aceptado.

Para complicar la situación desde el punto de vista de Israel, al parecer Hamas no está recibiendo críticas de la gente de Gaza pese a la devastación que están sufriendo. Aunque en Gaza no hay democracia y Hamas gobierna por la fuerza, esto parece reflejar un apoyo genuino al deseo del grupo de romper el bloqueo a la Franja impuesto por Israel y Egipto.

Envalentonado, Hamas trató de realizar atentados letales contra comunidades fronterizas de Israel a través de túneles cavados bajo la valla que separa a Israel de Gaza. Eso provocó una sensación aterradora para familias que viven en plácidas áreas de granjas en las orillas del desierto del Néguev, que de repente se encontraron rodeadas de combatientes islámicos.

«Esto puso de relieve que ellos están aquí para matarnos y tenemos que detenerlos», dijo Yehuda Ben-Meirun, analista político del Instituto de Estudios para la Seguridad Nacional. «Nadie puede decir que (el primer ministro Benjamin Netanyahu) es un gatillo fácil. La opinión pública israelí está convencida de que la decisión de Netanyahu se tomó bajo la idea de que no tenemos otra alternativa».

Pese a que el lunes no se percibía pánico, es indudable que si los soldados siguen muriendo al nivel que se está registrando, la flexibilidad que ha beneficiado a Netanyahu será remplazada por el llamado urgente a acabar con las bajas. Muchos izquierdistas pedirán que la operación finalice mientras los radicales pedirán acciones de mayor fuerza, entre las que está la toma de Gaza. Eso aumentaría la presión del exterior que está horrorizado ante la matanza que sufren los palestinos.

Tal vez el primer ministro sabe que el punto en que la popularidad de su antecesor, Ehud Olmert, comenzó a descender, fue cuando aumentaron las muertes de soldados y se mostró que las fuerzas armadas no estaban preparadas para la guerra de 2006.

Por el momento, la ofensiva terrestre está limitada a las zonas cercanas a la frontera con Israel, y centrada en cerrar túneles y atrapar a los lanzacohetes. Una toma de Gaza probablemente sería mucho más costosa.

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Por ARON HELLER y DAN PERRY, Associated Press. Aron Heller está en Twitter como: www.twitter.com/aronhellerap. Dan Perry informó desde El Cairo. Está en Twitter: www.twitter.com/perry_dan

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