Histórico acuerdo nuclear puso de nuevo a Irán con fuerza en la escena global

Alí Jameneí

El histórico acuerdo nuclear entre Irán y las potencias del Grupo 5+1 marcó el año 2015 en la República Islámica, que de la noche a la mañana regresó con fuerza a la escena internacional tanto a nivel político como económico y en cuyo seno se han abierto esperanzas de cambio.

La fecha del 14 de julio, cuando se realizó el anuncio formal de que Irán y el bloque formado por los EE.UU, Francia, China, Rusia, y Reino Unido mas Alemania habían llegado a un acuerdo, marcó un antes y un después en muchos sentidos para el país, que de un plumazo volvió a ser considerado como un actor válido por la comunidad internacional en términos políticos.

Desde entonces, Teherán se pobló de delegaciones internacionales de alto rango, particularmente europeas, lanzadas a recuperar las relaciones con la República Islámica y en retomar lazos económicos.

Alemania, España, Italia, el Reino Unido y Francia, entre otros muchos países, enviaron y siguen enviando ministros y oleadas de empresarios, tanto para prestar oídos a la opinión iraní en temas internacionales y regionales en los que antes estaba vedado, como para penetrar el considerado por muchos como el último gran mercado de frontera por explorar.

Si bien las relaciones con EEUU aún continúan prohibidas por el líder supremo iraní Alí Jameneí, esta apertura global hacia Irán ya permitió a Teherán sentarse en la mesa donde se discute el futuro de Siria, de cuyo Gobierno ha sido el mayor garante desde el inicio de la guerra civil en aquel país en 2011.

La lucha contra el yihadista Estado Islámico (EI), en la que Irán está implicado en Irak y Siria desde el surgimiento de éste grupo, también abrió mayores márgenes de cooperación entre Irán y Occidente.

En el interior del país, el acuerdo fue considerado un triunfo del moderado presidente Hasán Rohaní y su equipo, particularmente del ministro de Relaciones Exteriores, Mohamad Javad Zarif, una influencia que despertó los resquemores de los sectores más duros del régimen, que han iniciado una campaña para tratar de debilitar su imagen y boicotear sus intentos de apertura política, económica, social y cultural.

Esta lucha refleja la importancia y las consecuencias que el denominado Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, en sus siglas en inglés) pueden tener en las próximas elecciones parlamentarias previstas para el mes de febrero, en las que los equilibrios internos del régimen pueden dar un vuelco.

Rohaní llegó al poder en agosto de 2013 con la promesa de acercar Irán al mundo, mejorar la situación de las libertades sociales y sobre todo sacar al país de la debacle económica causada por las sanciones internacionales y la mala gestión de su predecesor Mahmud Ahmadeniyad (2005-2013).

La de momento exitosa gestión de Rohaní con el JCPOA y las posibles consecuencias económicas positivas del mismo, que todo el mundo dan por hecho, hacen prever también un triunfo de los candidatos moderados en las elecciones, así como el posible renacimiento del movimiento reformista, duramente reprimido tras las controvertidas elecciones de 2009.

Eso garantizaría el fin del dominio de los conservadores en el Parlamento iraní, lo que ayudará a Rohaní a profundizar en sus políticas y sobre todo a abordar la cuestión de las libertades sociales, de momento aparcada en su agenda política.

Además, a pocos se le escapan que junto a los parlamentarios, los iraníes votarán a los integrantes de la Asamblea de Expertos, el cuerpo de religiosos cuya labor es la de elegir al sustituto del líder supremo cuando este fallezca.

Jameneí tiene en la actualidad 76 años y es previsible que durante sus ocho años de mandato, la Asamblea de Expertos tenga ocasión de actuar.

Si los candidatos moderados y reformistas logran también una posición destacada en la Asamblea de Expertos, las consecuencias para la República Islámica serán impredecibles. EFE [I]

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