Colegios electorales de la frontera viven con emoción la jornada electoral

MIAMI (FL, EEUU), 08/11/2016.- Simpatizantes del Partido Demócrata muestran carteles de la llave Clinton/Kaine mientras pasean en una chiva (autobus rural) colombiana hoy, martes 8 de noviembre 2016, en la sede de la Universidad Internacional de Florida (FIU) en Miami Florida. En Florida, un estado clave y con un gran peso en el resultado final de la noche, la mayoría de los centros de votación cerraron a las 19.00 hora local (00.00 GMT del miércoles), aunque hay pequeñas partes del territorio que se rigen por otro huso horario y que cerrarán un hora más tarde. EFE/Giorgio VIera

San Diego (EE.UU.), (EFE).- La emoción y el nerviosismo es latente en las casillas electorales vecinas a la línea fronteriza entre México y Estados Unidos, donde hoy cientos de personas salieron a participar en un proceso de votación que hará eco más allá del muro que divide a ambos países.

En la zona rural al sureste de San Diego, California (EE.UU.), se encuentran instaladas cuatro casillas para atender a las comunidades aledañas a la frontera, en donde desde tempranas horas se ha visto una afluencia más grande a lo acostumbrado.

En Potrero, California, una tranquila comunidad con alrededor de 800 habitantes y en donde se puede «dormir con las puertas abiertas», el matrimonio conformado por Luis y Juanita León afirma que este es el momento para que los mexicoamericanos «se hagan escuchar».

«Tenemos que aportar nuestro granito de arena», enfatizó Juanita León, originaria de México y naturalizada estadounidense hace más de dos décadas. «Si no vota uno no tenemos lo que queremos, y si no votamos no podemos quejarnos después», agregó.

Relata que una de sus principales motivaciones para salir a votar fue la retórica antiinmigrante del candidato republicano Donald Trump y su intención de construir un muro más alto del que ya se erige a escasos metros de su casa.

«Que lo pague él», señala la mujer en alusión a la promesa del republicano, mientras que su esposo desde hace 62 años agregó que entre los países vecinos no se necesita «ningún muro», porque los dos se apoyan «el uno al otro».

Luis León, un jinete de caballos retirado, mencionó que aprovecha la cercanía geográfica para visitar frecuentemente la ciudad mexicana de Tecate, en Baja California, y por tanto está acostumbrado a cruzar la línea entre los dos países, y lo hace «más allá de divisiones políticas».

Pese a que Juanita León es ya ciudadana estadounidense, bromea cuando dice que «ya empacó sus cosas» en caso de que los resultados favorezcan al aspirante republicano.

En Potrero, hubo también quienes salieron a votar aunque no del todo convencidos por los dos principales candidatos a la Presidencia, el republicano Trump y la demócrata Hillary Clinton.

Eric Macías, un trabajador de la industria astillera, señaló que no fue una decisión sencilla, pero que participó para «tratar de hacer el cambio, porque hay mucha gente dividida».

«Ahora voy al trabajo y ya que llegue de regreso a mi casa sabré la buena o mala noticia», relató.

A unas diez millas al este de Potrero, la historia es muy parecida. En la casilla electoral de Campo, California, Lorena González votó por primera vez, luego de hacerse ciudadana estadounidense recientemente, según explica motivada en gran parte por su deseo de hacerse escuchar en esta elección.

Aunque tiene 34 años viviendo en esta comunidad, la mujer recuerda que alguna vez fue indocumentada, por lo que hoy quiso votar en apoyo a muchos inmigrantes que esperan con ansia el resultado de la elección.

«(Los latinos) ya estamos reaccionando», dijo González, originaria de Tecate quien por primera vez pudo colocarse la calcomanía de «Yo voté», algo que la hizo sentirse orgullosa.

«Este año se ve más problemático para las personas que no tienen papeles también y yo también algún día fui indocumentada, por lo que es importante que los que ya se hicieron ciudadanos salgan a votar», indicó refiriéndose a la elección de hoy.

Pese a que fue la primera vez que emitía su sufragio, no era la primera en que se involucraba de alguna forma en la política estadounidense, pues confiesa que antes le «ayudaba» a su esposo a analizar las propuestas o candidatos de otras elecciones, ya que el sí podía votar.

«Hay que hacer valer el voto latino para hacer la diferencia», recalcó Alfredo González, su esposo.

A su vez, el matrimonio coincidió en que «no quieren ninguna barda» para separarse de sus vecinos de México.

Desde hace quince años, la casilla de Campo es atendida por la familia Mills, quienes ven esta actividad como una manera de cumplir con un deber cívico y a su vez, una oportunidad de convivir con los vecinos de esta pequeña comunidad conformada por alrededor de 3.000 habitantes.

Esta mañana, fue la primera vez desde que recuerdan, en que la casilla instalada en un centro comunitario, a unos metros de la estación de Patrulla Fronteriza, era recibida por una fila de personas que llegó desde antes de la apertura.

Algunos de los votantes dijeron estar ansiosos, otros nerviosos por conocer el resultado, lo cierto es que todos coinciden en que de aquí hasta la noche, permanecerán atentos a su televisor. EFE (I)

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