El emperador desnudo: por qué no todas las tiranías son iguales

Por Juan Fernando Carpio
Quito, Ecuador

En los foros de la vida real o las redes sociales suele escucharse un argumento que pretende ser devastador a la hora de ganar un debate sobre políticas públicas: “eso es tal como lo que hizo Hitler”. Es tan usual que de hecho ya tiene un nombre como falacia argumentativa: ad hitlerium.

Y el problema es, por cierto, más de fondo: en ciertos sentidos los nazis ganaron la Segunda Guerra Mundial. Los aliados adoptaron muchos de sus peores vicios durante y luego del conflicto. En el liberal siglo XIX los gobiernos de Occidente no espiaban descarada e institucionalmente a sus ciudadanos, no controlaban su vida económica bajo infinidad de pretextos neofeudales y no iniciaban guerras totales sino de ejércitos. En el siglo XX todos los posibles indicadores de libertad vs. tiranía empeoraron. De hecho los EEUU y Europa se caracterizan por promover lo que hacen ahora y no lo que hicieron en el siglo XIX en el que tuvieron su vigoroso despegue tanto en libertades civiles como en creación de riqueza para las grandes mayorías.

Pero no todos los gobiernos son iguales, sean occidentales o no. Desde el autogobierno liberal (su forma más pura, la critarquía) hasta un sistema totalitario como el de Pol Pot en Camboya hay muy diversos grados. Ahora bien, podríamos decir como algunos quisieran que “todas las tiranías son iguales”. Eso no sólo es falso sino altamente irresponsable por tres razones:

1) Las formas no definen el fondo.  La propia democracia puede ser una forma de tiranía de la mayoría como ya señalaba Aristóteles. Su clasificación hablaba de Monarquía, Aristocracia y Democracia como formas saludables y Tiranía, Oligarquía y Oclocracia como sus perversiones. Que el mundo contemporáneo haya hecho una vaca sagrada de la democracia no debe ocultar que los países latinoamericanos (y no se diga los EEUU y Argentina) no fueron fundados como “democracias” (de masas) sino como gobiernos mixtos, es decir, repúblicas (o democracias representativas con severas limitaciones al poder). Una república es el intento de combinar lo mejor de a) tener un ejecutor a cargo, de preferencia electo indirectamente por el parlamento, b) un parlamento ese sí electo por la gente directamente y c) una sociedad civil a cargo en un 99% del tiempo de su propia vida dejando a la cosa pública (la res pública) muy pocas y delimitadas gestiones.

La democracia de masas (directa) en cambio anula todo freno al poder y vuelve cada votación una subasta por adelantado de bienes e ingresos ajenos. El mejor postor -el demagogo que ya identificaban como tal los griegos clásicos- iba a poder hacer muchas cosas que en el plano individual claramente llamamos robo, estafa y linchamiento. No en vano hubo cientos de revueltas contra impuestos -muchísimo más bajos que ahora por cierto- en todas las zonas del mundo, como muestra la investigación de Charles Adams “For good and for evil the Impact of Taxes on the Course of Civilization”. O veamos como Argentina y EEUU han pasado el uno a ser el primer país en la historia en volver al Tercer Mundo y el otro volverse una socialdemocracia (economía mixta) imperial aunque conserve aún abundantes rasgos de su pasado libre. Todo eso y muchas otras cosas en el mundo se han logrado mediante elecciones libres o apoyo popular masivo pero sin límites al poder.

2) Si la democracia puede ser tiranía, ¿pueden la aristocracia y la monarquía ser en muchas ocasiones defensoras de los derechos individuales?

La experiencia de Liechtenstein o Bulgaria en las últimas décadas así lo demuestran. El príncipe de Liechtenstein ha dado muestras de ser un estadista del más alto nivel encabezando un gobierno ligero, de poca asfixia a la iniciativa ciudadana y de pleno respeto a los derechos individuales.

El rey de Bulgaria por su parte fue restituido en poderes mediante voto masivo de los ciudadanos una vez caído el Muro de Berlín.

Es decir que contra la propaganda socialdemócrata imperante (sobre todo desde sectores que buscan lograr algo parecido a gobierno mundial), hay otros esquemas y sistemas que pueden defender mejor los derechos que la propia democracia de masas. La monarquía no cabe en Ecuador -y seguramente en ningún otro país latinoamericano, aunque caeriamos en la misma arrogancia si pretendemos saberlo a priori- pero sí algún sistema de autonomismo radical que permita la unidad en la diversidad. Es decir menos democracia masiva y más localismo. No debemos dejar de buscar el mejor esquema posible en los distintos territorios dada su historia, cultura y resultante evolución de las instituciones.

3) Si la democracia no garantiza la libertad (es decir, el respeto a los derechos individuales que incluyen emprender, expresarse, viajar, heredar, crear y ser) entonces tampoco los ciudadanos debemos creer que con “delegar” potestades a unos políticos, tenemos garantizados nuestros derechos. En otras palabras, necesitamos volvernos vigilantes y eso requiere recordar dos ejes de análisis.

El Instituto Frasier de Canadá -con la notable participación de Walter Block, alumno de Murray Rothbard) publica un índice llamado Freedom of the World  que analiza a los gobiernos del mundo según el criterio de libertad económica. Por otro lado Amnistía Internacional y Reporteros sin Fronteras analizan los aspectos de libertad social. En el fondo ambas libertades son una: la autodeterminación de los individuos, es decir, el grado en que la sociedad civil recibe apoyo y no asfixia o agresión de las instituciones de gobierno.

¿Fue peor Pinochet o lo fue Castro? La respuesta no es tan “ideológica” como algunos quisieran hacernos creer. Si bien ambos tienen desaparecidos y torturados a su haber, uno fue -al inicio- un dispositivo republicano para evitar un sistema totalitario (que Chile sea Cuba 2) y el otro luchó por instaurar un sistema totalitario sin provocación y por vocación propia (que Cuba sea URSS 2). Ambos apresaron a gente por levantar las armas bajo banderas políticas. En un caso contra su régimen y en el otro contra vida/propiedad ajenas y ahí vemos también otra diferencia. Y a lo largo de los años ambos -conservador vs. revolucionario- violaron brutalmente derechos de la gente (estudiantes, disidentes) simplemente por pensar distinto y es en lo único en que llegan a descender al mismo execrable nivel. Eso no les hace iguales de todos modos en temas aunque secundarios a la vida -que es el derecho esencial- importan muchísimo para los proyectos de vida individuales en un territorio. No es lo mismo un gobierno que impide a su gente salir del país y comunicarse con el mundo así como ganarse la vida de mil maneras pacíficas que otro que no coarta tanto porcentaje de libertades. Tampoco es igual uno que busca el poder total que uno que ni lo busca ni lo acapara pudiendo hacerlo.No es lo mismo aceptar un referendo revocatorio que evitar a toda costa que le hagan uno. No es igual empobrecer y estancar a un país que -gracias al asesoramiento de los Chicago Boys- dejar al país en la senda al desarrollo y reducción vigorosa de la pobreza.Hay dictaduras sin lugar a dudas más lacerantes que otras.

¿Fue peor Hitler o lo fue Stalin? Si hemos de juzgar por a) número de muertos o b) asesinatos masivos a su propia gente -que no deja de ser tan criminal como asesinar a otros grupos pero es largamente más insultante para cualquier noción de soberanía popular- Stalin es largamente peor. Ambos destruyeron la calidad de vida del ciudadano común de sus países en grados distintos. Dejemos al lector la tarea de investigar un poco más sobre las diferencias de atropellos en distinto grado a libertades civiles y económicas que impulsaron..

En ambos casos el tema no es la doble moral y amnesia selectiva de muchas izquierdas, sobre la cual ya hablaremos en otro artículo. El tema es que existen grados de tiranía en regímenes democráticos así como en regímenes autocráticos o aristocráticos. Sólo analizando los detalles podremos saber qué exigir siempre para nuestro propio territorio hoy y a futuro.

Conclusión

El ropaje democrático no debe ya ocultarnos la verdadera cara del poder. Existen dos ejes: el económico y el social para evaluar el goce de libertades individuales en cada territorio. A la hora de evaluar gobiernos es mejor recurrir a ambos y al rigor analítico. Ni toda tiranía es igual de lacerante para el tejido social que otra, ni todas las democracias son igual de respetables y respetuosas de los derechos. Más allá del ropaje -elecciones- es nuestra obligación señalar que muchas veces el emperador está simplemente desnudo.

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3 Comments

  1. «La democracia de masas (directa) en cambio anula todo freno al poder y vuelve cada votación una subasta por adelantado de bienes e ingresos ajenos.»

    Exactamente lo que le gusta al muchachito de chavez !!!

  2. Un articulo muy informativo, mis dos centavos:

    Empezare por notar que si alguien te dice: “eso es tal como lo que hizo Hitler”. Eso no es una falacia,sino, un hecho. A menos que lo sostenido sea una equivocacion o de plano una mentira, alli no hay lugar para una falacia. Ejemplo: si decimos que Alvarado utiliza las mismas manias que Goebbels para hacer propaganda mentirosa, esta es una afirmacion facilmente comprobable. En la misma linea podemos afirmar que Hitler solia arrasar en las urnas, haciendo un simil con los actuales «revolucionarios», que se jactan de «arrasar en las urnas», otro hecho que dista mucho de ser una falacia. Entonces, el hecho de comparar similitudes no necesariamente va a caer el denominado «ad hitlerium» que por lo que acabo de leer no es sino un ad-hominem (de paso, la wikipedia no es aceptada como fuente valida a nivel academico en las Universidades serias, lo cita el blog que refiere el articulo).

    Dicho esto, me parece pertinente citar la definicion de Tirano:

    «Se aplica a la persona que abusa del poder político y gobierna de manera despótica, sin límites legales y, generalmente, de forma corrupta y cruel.

    Si tomamos este concepto como base, podemos afirmar categoricamente que tanto son tiranos correa y chavez como lo fue gadafi. Para quienes afirman que vivimos en Democracia en el Ecuador hay que recordarles que la mayor diferencia entre una dictadura militar y el gobierno Apista es que el ultimo llego al poder de forma legitima, eso hay que aceptarlo, sin embargo una vez en el se ha encargado de DESTRUIR la incipiente Democracia que vivia el Ecuador, se ha apoderado de todos los poderes del estado y eso es un hecho de dominio publico, solo como ejemplo, la actuacion del poder judicial en el caso del diario «El Universo» nos dejo ver claramente quien manda en un poder del estado que se supone independiente, amen de las demostraciones de servilismo del CNE, la Corte Constitucional, la Asamblea, etc. Les decia que correa llego al poder a traves de las urnas, pero esa es la nueva estrategia de Fidel Castro, poner sujetos de arrastre popular como candidatos, inyectar millonarias sumas (con la chequera de chavez) a sus campanias y una vez que sus titeres llegan a la Presidencia hacer exactamente lo que cualquier dictador haria: apoderarse del estado. Mas claro: cambiaron las balas por candidaturas respaldadas por sumas millonarias (el «pobrecito» correa GASTO MAS que Alvaro Noboa en su candidatura), sin embargo el proposito sigue siendo el mismo: SOMETER A SUS PUEBLOS.

    Ahora, para seguir con el hilo del articulo, aun no podemos afirmar que correa sea igual que hitler, eso seria grosero, en lo personal a mi me parece que correa ni siquiera le llega a los talones  a chavez; y la prueba esta en que hace apenas dos dias, correa ha ido a la reunion de evo a despotricar en contra de la OEA, CIDEH y la «prensa corrugta», sin embargo en los noticieros del mundo, no es correa el protagonista de la noticia, sino el mico-mandante que se tomo CINCO MINUTOS para decir lo que correa ha vociferado en horas y ha sido citado en las mayoria de noticieros internacionales, correa es nombrado en un languido: «el Presidente del Ecuador comparte la vision de chavez». efectivamente no todos los tiranos son iguales.

    Sigamos, los tiranos pueden ser diferentes, pero se debe tomar en cuenta el factor tiempo, ese es un punto vital que no se puede dejar escapar, quien le creyo a este caballero hace cinco anios? http://www.youtube.com/watch?v=0p2P0x_joTE&feature=results_video&playnext=1&list=PL11AB65788325854E Sin embargo, hoy lo que nos dijo Edgar Teran es una cruda realidad, denle mas tiempo a correa y veran que de a poco se va superando en su afan de emular a fidel castro, HOY no se encuentra a ese nivel, pero NO le demos la oportunidad de demostrarnos que puede convertir al Ecuador en otra Cuba. No le demos la oportunidad de que nos demuestre que SI puede ser igual a castro.

    Es verdad que el emperador ha quedado desnudo ante el mundo, especialmente despues del caso Chucky Seven, pero hay muchos tiranos que lo estan, hay de los que ya llevan mas de cincuenta anios gozando de ese «nudismo», pues el cinismo es otra caracteriztica de los totalitarios, la solucion TODAVIA esta en nuestras manos, no esperemos que la bota represora nos apriete la garganta para reaccionar. No esperemos que nos obliguen a vivir con una tarjeta de racionamiento para decir: «Cierto ha sido»

  3. Pienso que cualquier dictadura es mala, cualquier absolutismo que atropelle los DDHH es reprochable. Bajo la la lógica que utilizas, el mismo Hitler sería menos malo por que ahora Alemania es una potencia. 

    Argentina o Brasil no tuvieron a los «Chicago Boys» como en Chile durante las dictaduras que tuvieron que sufrir, pero eso no impidió que salieran adelante (sin entrar a discutir en la politiquería que hay actualmente en Argentina).

    Un violador no es «menos criminal» porque cometió menos atrocidades que otro. Un pedófilo que tuvo una víctima no es menos reprochable que el que tuvo 5 o 10.

    Para mejor ilustración, la filósofa alemana Hannah Arendt, en su obra «Eichmann en Jerusalén» lo señala claramente

    «»El mal no es nunca `radical´, sólo es extremo, y carece de toda profundidad y de cualquier dimensión demoníaca. Puede crecer desmesuradamente y reducir todo el mundo a escombros precisamente porque se extiende como un hongo por la superficie. Es un `desafío al pensamiento´, como dije, porque el pensamiento trata de alcanzar una cierta profundidad, ir a las raíces y, en el momento mismo en que se ocupa del mal, se siente decepcionado porque no encuentra nada. Eso es la `banalidad´. Sólo el bien tiene profundidad y puede ser radical.»

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