Clase magistral en Harvard

Por Jesús Ruiz Nestosa
Salamanca, España

Me produce un placer morboso ver la naturalidad, la espontaneidad con que mienten, pues ello fortalece mi capacidad de asombro; y esto es sano. No importa que el auditorio esté constituido por los estudiantes de La Matanza, uno de los municipios más populosos y depauperados de Buenos Aires, o de la Universidad de Harvard, que es no solo la más antigua de los Estados Unidos, fundada en 1636, sino es considerada la mejor universidad del mundo, por delante de otras como las de Stanford, Berkeley y el MIT (Massachusetts Institute of Technology).

Un estudiante argentino de ciencias políticas le preguntó a Cristina Kirchner sobre el “cepo cambiario y la inflación que hay en Argentina”, una de las tantas preguntas que despertó la ira de la señora presidente. “No hay ningún cepo cambiario en la Argentina”, para pasar luego a agredir de palabra al joven estudiante acusándole de que su pregunta se la habían dictado.

Si no hay “cepo cambiario” en Argentina, ¿por qué hace dos semanas, aproximadamente, un grupo inversionista de aquí, de Salamanca, se quejaba por haber tenido que cerrar, por orden del gobierno de Kirchner, 11 (léase bien: ¡once!) casas de cambio de moneda en Buenos Aires que dejaba más de cien trabajadores en la calle?

Los estudiantes de Harvard también le preguntaron sobre el origen de su fortuna y Cristina Kirchner respondió que ella fue ganada durante sus años en que ejerció como abogada, en la que tuvo “mucho éxito”. El periodista Jorge Lanata comentó que desde que la dinastía Kirchner asumió el poder, la fortuna de la familia se incrementó un 900% (léase bien, de nuevo, ¡novecientos por ciento!). De los 450.000 dólares que declararon como patrimonio familiar en aquel entonces, ahora se ha acrecentado a 18 millones de dólares.

El estudiante argentino, que declaró considerarse una persona privilegiada por poder hacerle una pregunta a Cristina Kirchner, cosa que no puede suceder en Argentina, después de referirse al “cepo cambiario” recibió la respuesta digna de su interlocutora: “¿No te parece injusto preguntar por el cepo cambiario? ¿Sabés la cantidad de argentinos que no pueden llegar siquiera a la Universidad de La Matanza?”.

Corolario: la presidente justiciera (además de justicialista) fue abucheada por la concurrencia y reaccionó de manera acorde: “Chicos… estamos en Harvard. Esas cosas son para La Matanza”, emulando a su punto de referencia, Evita Perón, que amaba tanto a los descamisados que hizo todo lo posible para que así anduvieran todos los argentinos.

Mientras tanto, en Buenos Aires, el senador de su partido, Aníbal Fernández (qué casualidad, el mismo nombre y la misma función que cumplía el Aníbal Fernández, alias “Jagua Hû”, Perro Negro, que tenía Stroessner), justificó a “su” presidente diciendo que utilizó “fina ironía” que no fue bien interpretada, para concluir que “Lo sucedido en la Universidad de Harvard fue una operación armada de la peor manera, porque los estudiantes que le hicieron preguntas a la presidente despilfarraron preguntas idiotas de una berretada supina.” Aníbal Fernández no hizo ningún comentario, sin embargo, a lo dicho por “su” presidente, asegurándole a los estudiantes que, periódicamente, cada 15 o 20 días, ofrece reuniones de prensa. Al día siguiente, los periodistas acreditados ante la Casa Rosada en un comunicado dijeron que desde hace año y medio Cristina Kirchner no concede reuniones de prensa ni responde a las preguntas de los periodistas.

Soberbia, petulante, altilocuente, también presume de vengadora, justiciera, dando clases de honestidad, democracia y coherencia. Vestida siempre de negro, solo necesita la “Z” sobre el pecho y blandir un estoque como El Zorro, pero en versión femenina. Ahora nos seguirá dando clases –como quiso hacerlo con los alumnos de Harvard– de democracia expulsándonos del Parlatino. Tendríamos que imitar a esos jóvenes que llenaron el auditorio de la universidad norteamericana y abuchearla hasta que termine comparándonos con los alumnos de La Matanza.

* Jesús Ruiz Nestosa es periodista paraguayo. Su texto ha sido publicado originalmente en ABC Color, en Paraguay.

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