Hasta el 2019

Por Joaquín Hernández
Guayaquil, Ecuador

El presidente Hugo Chávez ha ganado las elecciones presidenciales de Venezuela por cuarta vez y será presidente hasta el 2019. Henrique Capriles, un minuto después de conocerse los resultados oficiales de las elecciones, ha reconocido la victoria del presidente, de acuerdo a las reglas del juego democrático: «Quiero felicitar al presidente de la República y le quiero decir que ojalá lea con grandeza la expresión de nuestro pueblo el día de hoy. Hay un país que tiene dos visiones y ser buen presidente es trabajar por todos los venezolanos».

Es difícil que el presidente Chávez escuche ese mensaje pese a su agradecimiento a la oposición por el puntual reconocimiento de su victoria. Es la diferencia entre líderes democráticos y líderes mesiánicos. Los primeros tienen una visión secularizada del mundo y no ven entre quienes no están de acuerdo con ellos, la militancia de las fuerzas del mal, sea del pasado o del imperialismo. Solo ciudadanos que tienen diferentes posiciones sobre sus intereses (la gestión de gobierno afecta a las personas aquí y ahora, no a futuribles en nombre de los cuales hay que sacrificar a los presentes). Los segundos viven permanentemente el día de la expulsión del paraíso: el combate entre el Bien, -que ellos representan, – y el mal. La victoria sobre Capriles, por tanto, quien alcanzó un porcentaje mayor de votos que cada uno de sus rivales no será por tanto una llamada de atención a un discurso más conciliador sino de profundización en su modelo y de radicalización.

Una de las medidas que podrían venir es la convocatoria a una nueva Asamblea Constituyente o alguna instancia que permita reformar o enmendar la Constitución. Esta reforma sería necesaria, como señala Carlos Blanco en su columna de El Universal publicada antes de las elecciones, para darle jerarquía a las comunas o consejos comunales como bases del poder popular, institucionalizar a las milicias y prever cualquier posible falta del presidente por razones de salud en el próximo período.

Por otra parte, ante la crisis de la economía, tendrán que darse medidas que seguramente afectarán a los sectores adversos al presidente, a las clases medias, pero que también terminarán redundando en contra de todos como el aumento de la inseguridad, deterioro absoluto de vías y en general de las condiciones urbanas. El tipo de cambio es insostenible (la semana pasada se hizo público la venta de parte de las reservas de oro del Banco Central de Venezuela). No parece tampoco que haya planes para remediar la inseguridad jurídica ni permitir la inversión extranjera sobre todo para el sector petrolero que experimenta grandes problemas. Capriles tiene una vida por delante aunque necesitará fortaleza. Hizo más de lo que se hubiese esperado. Le toca ahora mantener y acrecentar su liderazgo, uniendo a la oposición no solo para los próximos comicios sino para hacerla presente y no dejar que se diluya por este fracaso. Será difícil. Por lo demás, el 2019 suena lejano incluso para Chávez. «¿Tan largo me lo fiáis?» rezaba el romance antiguo.

* El texto de Joaquín Hernández ha sido publicado originalmente en el diario HOY.

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