El desafío de la derecha a la revolución

Por Felipe Burbano de Lara
Quito, Ecuador

La reacción instintiva del presidente de la República a la propuesta de Guillermo Lasso -de elevar el bono de desarrollo humano de $35 a $50 – muestra que la revolución se inquieta con la derecha. Correa ha mostrado la pata por donde cojea el proceso de cambio que dirige. No quiere que la derecha incursione en el terreno donde el Gobierno construye su identidad: la opción preferencial por los pobres, tal como lo reiteró en su conferencia magistral del viernes último en Chile. Por esa razón, la osadía de Lasso de entrar en su terreno fue castigada con una sanción a los bancos, que pagaron los platos rotos. ¡Qué ahora vengan los ricos a acordarse de los pobre! advirtió en tono irónico en su última sabatina.

Si la revolución cubre ampliamente el espectro ideológico desde la izquierda hacia el centro izquierda, el desafío político solo puede venir de la derecha; pero dependerá de tres condiciones: su capacidad para renovar el liderazgo, una estrategia consistente de alianzas, y la actualización de su discurso en el nuevo contexto ideológico del Ecuador. Sobre el liderazgo de Lasso, lo único que se puede decir es que está en plena formación. Hasta ahora, aparece como el producto de un márquetin meticulosamente programado y diseñado, con un libreto más o menos trazado. Solo el tiempo mostrará su capacidad para seducir a los sectores populares, y desprenderse de una comprensión de la sociedad a partir de su experiencia como banquero.

En el terreno de las alianzas, Creo ha empezado a moverse rápidamente. Lasso quiere rehacer el vacío político dejado por el PSC en la costa, y ha logrado, hasta ahora, los apoyos de Jaime Nebot en Guayas y Carlos Falquez en El Oro, dos poderosos alcaldes. Su proyección hacia Quito y la Sierra muestra pasos más confusos: recoge los restos del PSC (Luis Fernando Torres en Tungurahua), logra la conversión ideológica de algunos socialdemócratas (Andrés Páez), y anuncia a Auqui Tituaña, una controversial figura del movimiento indígena, como su candidato a la vicepresidencia.

No sé exactamente qué represente Tituaña en la fórmula de Lasso, si un aporte consistente en la definición de un proyecto estatal, o un simple añadido par darle a la derecha un toque de multiculturalidad y plurietnicidad, y así recoger una parte del malestar indígena frente a una revolución que ha maltratado a sus dirigentes. El tercer desafío consiste en la renovación de su discurso, lo que significa ofrecer una alternativa convincente del país en el marco de la política postneoliberal esgrimida por la revolución.

Al parecer, Lasso entiende el contexto ideológico nuevo, y por eso ha lanzado, como eje de su campaña, la lucha contra la pobreza. El mensaje puede tener al menos tres implicaciones claras: la pobreza sigue siendo lacerante en el Ecuador; la revolución no sabe cómo enfrentarla; y la revolución derrocha los recursos estatales de manera irresponsable. Lasso podría mostrar que estamos frente a un revolución pequeño burguesa, donde lo que cuenta son las ambiciones sociales y económicas de los grupos medios, tecnocráticos e ilustrados, que han gastado el dinero a mano llena, en nombre de los pobres. Si se apropia del terreno de lo social, con una propuesta convincente, la revolución puede sentirse desafiada.

* Felipe Burbano es periodista y profesor de la FLACSO. Su texto se ha publicado originalmente en el diario HOY.

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3 Comments

  1. Bien planteado, el párrafo final resume el dilema del correismo. En verdad, en la historia de otros lados y en nuestro presente, podemos encontrar que la izquierda puede ser también funesta para los pobres, que pagan con su vida, la utopía astuta de unos universitarios ambiciosos de poder y de los privilegios materiales que otorga.

  2. La partidocracia moribunda sale de su encierro y se reagrupa bajo la bandera de CREO
    La derecha ecuatoriana, heredera de la larga y triste noche neoliberal, y protagonista directa del feriado bancario de 1998, ha puesto su esperanza en el banquero Guillermo Lasso, precandidato presidencial del movimiento Creo, para recuperar los nichos de poder político, económico y jurídico con los que dominaron al país y lo sometieron a la pobreza extrema, entre 1979 y 2006.
    Los autoproclamados líderes de oposición emergieron de sus catacumbas para tratar de sobrevivir, bajo cualquier mecanismo pragmático, a su extinción política. El pretexto ahora es la candidatura presidencial del banquero Lasso. Sin embargo, gran parte de esa coalición de ultra derecha ni siquiera tiene organización política con personería jurídica, otros, en cambio, constituyen los restos de la partidocracia que entró en una decadencia irreversible!

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