Un teorema para Ecuador

Nicholas Gachet
Quito, Ecuador

Esta última semana murió Ronald Coase, Premio Nobel de economía en 1991. El profesor Coase, de la Universidad de Chicago, nos deja un gran legado, el conocido “Teorema de Coase”.

Este teorema es muy nombrado alrededor de economistas e intentaré sintetizarlo en la mejor forma posible. Para esto me basaré en el profesor español Xavier Sala i Martin actual catedrático de la Universidad de Columbia.

Sala i Martin explica en su blog, de una manera bastante pedagógica, lo que es el “Teorema de Coase” usando de ejemplo asientos de pasajeros en un avión.

Imaginemos que entramos en un avión y nos sentamos en cualquier fila de la clase pasajera. Normalmente, pensamos en reclinar nuestro asiento al igual que la persona que se encuentra delante de nosotros. Esto causa una externalidad negativa ya que nuestra comodidad afecta a la del pasajero atrás nuestro y así continuamente. Estas externalidades son conocidas como “fallas de mercado” y la solución de los llamados enemigos del neoliberalismo, es la intervención estatal. Volviendo a nuestro ejemplo, ¿qué puede hacer el Estado para evitar que sintamos incomodidad y eliminar estas externalidades? Tal vez poner una ley que evite que se reclinen los asientos en los aviones.

Parece que el problema esta resuelto, ¿no? La verdad es que las cosas no son así de fáciles.

¿Qué pasaría si la comodidad que tiene el pasajero es superior al perjuicio que siente el otro pasajero al cual le reclinaron el asiento delante suyo? ¿Cómo pueden cuantificar esto los hacedores de leyes?

Las respuestas a estas preguntas las tuvo Coase ya para el año 1961. En palabras de Sala i Martin:

“El teorema de Coase dice que la intervención del estado para corregir externalidades no es necesaria porque, si las leyes de propiedad están claras y el coste de firmar un contrato libre entre las partes es pequeño nulo, las partes acabarán llegando a un acuerdo privado que sea socialmente beneficioso.”

¿Cuánta  relación veo  entre este teorema y Ecuador? Bastante.

Empecemos por el tamaño del Estado en Ecuador. Este abarca alrededor del 40 % del PIB y se encuentra prácticamente plasmado en casi todas las actividades. El motor público es fundamental tanto para la economía como para hacer leyes y crear instituciones.

Esta visión, que es la que predomina actualmente en el Gobierno, mira al Estado como un hacedor de todo, y no permite al privado concretar acuerdos que pueden llegar a ser socialmente beneficiosos. No obstante, recordemos que una condición para que se cumpla el teorema es la existencia de leyes claras y que los costos de transacción sean pequeños o nulos. ¿Se cumplen estas dos condiciones? No y no.

La comprobación de esto lo evidencia los bajos números de inversión privada extranjera y nacional. Justamente, existe poca seguridad jurídica y los costos de transacción son muy altos. En cuanto a lo segundo estos se evidencian por el tiempo que se toma en constituir una empresa o el problema con importar, por ejemplo (salida de divisas). Por ende, Ecuador no cumple con las condiciones para que los contratos privados prevalezcan sobre la intervención estatal.

Lo que opino personalmente es que en lugar de realizar transformaciones estructurales que permitan cumplir con las condiciones antes mencionadas (leyes claras, costos de transacción bajos o nulos) el Gobierno se empeña en creer entender y controlar la complejidad de la sociedad. Este tipo de soberbia no es cuestión de un solo personaje sino de un modelo.

Muchas gracias, Ronald Coase, por permitirme llegar a esta reflexión. Descanse en paz.

Nota: Aprovecho la oportunidad para brindar apoyo y solidaridad a mi compañero de Universidad y amigo personal Miguel Molina Díaz. “Los estudiantes hacemos temblar al mundo”.

 

 

 

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