Entre la política y “El Principito”

Nicholas Gachet
Quito, Ecuador

Era muy niño al momento de escuchar hablar por primera vez del libro “El Principito” de Antoine De Saint Exupéry. Aproveché esta época del año para analizar los tantos mensajes y lecciones que nos deja esta extraordinaria obra e intentar buscar algún tipo de vinculo con la actual política ecuatoriana puesto que, al igual que el principito no entendía a las personas mayores, yo no entendí varios acontecimientos de la política ecuatoriana en el 2013. Revisemos algunos:

1. El aborto.

El casi debate que se llevó a cabo en la Asamblea alrededor del tema del aborto, en casos de violación, fue uno de los acontecimientos que más confusión causó. Unas asambleistas plantearon la opción de discutir pero, en lugar de eso, otro de los poderes del Estado, el ejecutivo, se inmiscuyó y truncó el debate a favor de su corriente de pensamiento conservadora.

Los políticos ecuatorianos son muy extraños.

2. La extraña alianza entre Mauricio Rodas y Antonio Ricaurte,

En el caso del primero, uno siempre lo veía como un opositor del Gobierno más que nada por la forma en la que incursionó en la política (el factor detonante fue las fuertes críticas al índice Ethos de pobreza por parte del Presidente de la República). El segundo, al parecer, manifestó un acercamiento y admiración para con el Presidente. ¿En qué resultó la unión? En que ahora el supuesto candidato de oposición para la alcaldía de Quito, adoptó el discurso pasivo y temeroso aceptando, de cierta forma, la imposibilidad de enfrentar al oficialismo.

No hay la menor duda de que los políticos ecuatorianos son muy extraños.

3.  El Yasuní,

Probablemente, este era una de los portaestandartes del Gobierno en su discurso ecologista, no obstante se optó por el Plan B (explotar) y se culpa… ¡Al mundo!. No, el mundo no falló, la estrategia y nuestros funcionarios fallaron.

Los políticos ecuatorianos, decididamente, son increíbles.

En mi opinión existen muchísimos más acontecimientos dignos de no entender.

Supuestamente, este régimen da oportunidades a los jóvenes, me parece muy bien, pero preferiría que estos tengan un grado de reflexión digno del libro de Saint Exupéry y no un nivel que les limita a decir palabrotas enfrente de la Asamblea Nacional.

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