Ha llegado la hora de saber quién está con la democracia

Carlos Sánchez Berzain
Miami, Estados Unidos

La crisis de Venezuela donde el pueblo liderado por su juventud se moviliza para recuperar la libertad frente al gobierno dictatorial digitado desde Cuba, está marcando la hora para saber quién está con la democracia y quien está contra la democracia en las Américas. La hora del quien es quien frente a los principios y valores de respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales, la libertad de expresión y de prensa, el respeto a la vida, la libertad y la independencia, ha llegado.

La dictadura en Venezuela lucha infructuosamente para mantener el control político del país frente a jóvenes que protestan contra Maduro y contra los interventores cubanos que controlan el gobierno. La dictadura socialista venezolana mata, reprime, amenaza, persigue judicialmente, encarcela, siembra el miedo, censura y expulsa medios de comunicación como NTN 24 y CNN, en suma impone la violencia en el frente interno. Sin embargo la lucha por la libertad del pueblo venezolano se está llevando a cabo también en la comunidad y en la opinión pública internacionales.

El esfuerzo internacional del socialismo del siglo XXI es tratar de presentar a la dictadura de Maduro como un gobierno democrático bajo ataque de derechistas y fascistas, o sea ponerse en condición de víctimas, cuando en realidad es todo lo contrario. Las imágenes en tiempo real, la información que el régimen no puede censurar, el pueblo al que ya no puede acallar, están mostrándole al mundo que la mentira es la base del discurso de Maduro y sus aliados.

Hasta ahora, en el ámbito internacional oficial la dictadura tiene ventaja y mantiene controlados a los gobiernos que dependen del petróleo venezolano o que tienen negocios. Han logrado el silencio de los que no quieren problemas internos inducidos por el aparato castrista. Ni los insultos al presidente de Colombia, ni ofensas directas proferidas por el dictador Maduro han hecho reaccionar a algunos jefes de estados democráticos. Han bloqueado temporalmente los mecanismos de la OEA, acallado a la ONU y buscan llevar el tema a UNASUR que es un órgano político que controlan con el que Chávez salvó a Evo Morales y sometió al pueblo boliviano.

Pero en el ámbito internacional no oficial la dictadura está perdiendo. Casi todos los ex presidentes democráticos latinoamericanos han levantado su voz reclamando por libertad y democracia en Venezuela. Líderes de opinión, dirigentes, periodistas, políticos, organizaciones no gubernamentales no cesan de apoyar al pueblo venezolano en su lucha contra Maduro. Rafael Correa que pidió a los ecuatorianos que voten por sus candidatos «para que Ecuador no se convierta como Venezuela» ha recibido como respuesta una rotunda derrota electoral. Nadie en Latinoamérica quiere que le pase lo que acontece hoy en Venezuela, por eso apoyan a los venezolanos que piden libertad, democracia, señalan a la dictadura y en Ecuador votaron contra el pedido de Correa.

El diálogo y la mediación para negociar es el engaño que ahora trata de operar el bloque dictatorial. Llevar a las víctimas a una mesa de diálogo es solo un mecanismo de distensión y distracción para mantener a Maduro en el poder. ¿Qué puede ofrecer y cumplir Maduro para que retornen a Venezuela los miles de exiliados, para que los perseguidos tengan debido proceso, para que de pronto los jueces que son instrumentos políticos de su gobierno se conviertan en imparciales, para que los presos políticos sean liberados, para que cese la intervención armada cubana, en suma para que el pueblo venezolano recupere su libertad? Solo precisa ganar tiempo.

El fin de la dictadura de Maduro significa el fin de la de los Castro y de los dictadores del socialismo del siglo XXI. Acaba con la venta a precios políticos del petróleo venezolano. La crisis de la dictadura venezolana es la crisis del castrismo, es la crisis de Correa, Morales, Ortega y de un círculo vergonzoso de gobiernos a los que les toca el bolsillo y el estómago. Sin Maduro se pierden prebendas y muchos buenos negocios.

La hora de saber quién está con la democracia ha llegado. El mundo observa quienes apoyan la dictadura y quienes defienden la democracia.

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